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El Guzmán de Alfarache o el incómodo pícaro de El Ingenioso hidalgo

El Guzmán de Alfarache o el incómodo pícaro de El Ingenioso hidalgo


I.- Mateo Alemán (Sevilla 1547-¿México 1614-15?) El que el padre del escritor Mateo Alemán fuera médico de la cárcel de Sevilla y visitara el establecimiento junto a él, lo puso en conocimiento de enfermedades, pócimas, y brebajes, además de tratar a mozalbetes, ladronzuelos, timadores, robagallinas y otros especímenes que sobreviven dentro y fuera de la cárcel gracias a sus malas mañas, astucia y picardía.
Este sevillano inicia y concluye sus estudios de Medicina, pero recién egresado muere su padre, lo que aunado a los apuros económicos, la falta de vocación o el despertar de la pluma lo alejan definitivamente del ejercicio de la Medicina. En 1569 se le sitúa en el séquito que acompaña en su viaje a Italia a monseñor Giulio Acquaviva; por lo que es posible que haya conocido al que en Roma era el camarero de monseñor Acquaviva: Miguel de Cervantes Saavedra.
De regreso en España, Mateo se desempeñó de contador de resultas en Sevilla por veinte años. Y siguió visitando la cárcel local, aunque ahora como encausado por deudas y líos de amores.
Está documentado la coincidencia del hidalgo Cervantes Saavedra y el descendiente de judíos Mateo Alemán en los últimos meses de 1597 dentro de la cárcel de Sevilla, dos años antes de publicarse la novela Guzmán de Alfarache y ocho antes de aparecer el El ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha. Comparten el año de nacimiento y el médico por padre, pero no llegaron a ser amigos. Eran de grupos intelectuales contrarios. De los amigos de Mateo, Lope de Vega no quiso dar unos versos al prologo del Quixote , pues consideraba que de los poetas: ninguno hay tan malo como Cervantes, ni tan necio que alabe a Don Quijote.


II.- A todo galope en Sevilla. En 1599, a los 52 años de edad y con un vasto conocimiento adquirido en su azarosa vida, Mateo Alemán publica la que será la mejor novela picaresca española: Guzmán de Alfarache.
En esa época para editar un libro se requería de un protector político, los elogios de un prosista, los versos de un poeta, y las aclaraciones preliminares del autor. Al vulgo le dice: No miras ni reparas en las altas moralidades de tan divinos ingenios y sólo te contentas de lo que dijo el perro y respondió la zorra. Eso se te pega y como lo leíste se te queda.
El título del libro tiene mucho que ver con Sevilla, en donde era conocida la historia de Leonor de Guzmán y sus amores adúlteros con el rey Alfonso XI (biznieto de Alfonso X El Sabio) del que nacieron los bastardos de Trastamara. Alfarache, pudiera ser un juego de palabras que incluyera vocablos con connotaciones árabes y equinas, a saber: Alfarabi: filosofo musulmán del siglo X; alfar: que es el galopar del caballo alzando demasiado el cuarto delantero sin doblar proporcionalmente los corvejones ni bajar las ancas. O bien, alfaraz: que eran los caballos que usaban los árabes para las tropa ligeras. Y menos probablemente, Alborach: la bestia en que Mahoma subió a los siete cielos.
Al respecto, Cervantes escribe en el capítulo LXVII:...y este nombre albogues es morisco, como lo son todos aquellos que en nuestra lengua castellana comienzan en al... Alhelí y alfalaquí, tanto por el al primero como por el i en que acaban, son conocidos por arábigos. Yo agregaría: Alcalá, nombre de la patria chica de Cervantes.
El padre literario del Guzmán de Alfarache es aquel de cuyo nombre, Cervantes no quiere acordarse, pero al que tiene presente al escribir al menos la segunda parte de su Quixote.


III.- Pícaros, hidalgos y mulas. El eje narrativo común en las novelas picarescas españolas es simple: 1.- Nacimiento bastardo o incierto origen del personaje central. 2.- Los personajes que interactúan con el protagonistas tratan de burlarlo. 3.- El destino y no el personaje central da su merecido a los burladores. 4.- Existen historias intercaladas de amores malogrados. 5.- Al andar con lobos el protagonista se enseña a aullar. 6.- Reflexiones morales acompañan e interrumpen la acción, y 7.- Son sátiras de la sociedad en su conjunto o de un sector de ella.
Los hijos legítimos de España son los hidalgos (hijo de algo); aquellos católicos sin mezcla con judío ni moro; los bien nacidos, los de a caballo, los hijos de algo y que por ende, algo tienen. La de Guzmán de Alfarache es la historia de los que nada tienen, de los bastardos, de los de sangre mezclada, de los de a pie.
De esta forma, concibo al Guzmán de Alfarache como una sátira de los caballeros, de los caballos, de la sociedad que rechaza a los hijos de moros o judíos, de una Iglesia que por decreto prohibe el nacimiento de mulas. Así, el nacimiento de Guzmán se da del cruce de un español casado con mora, y una coscolina esposa de español en la tercera edad. El mulillo (¿machillo?) resultante va de una forma extraña por la vida, con alfareante galope. Regocijantes son las líneas en las que describe su viaje a lomo de burro arriero; el escarceo amoroso interrumpido por una borrica; o la comida llena de simbolismo del estofado de mulilla. El perro termina por comer perro, convirtiéndose el personaje en un refinado pícaro.


IV.- España a la vista. A los 66 años de edad, bajo el manto protector de un religioso, cruza el océano, desembarca en Veracruz, llega a ciudad de México, publica en 1609 Sucesos del arzobispo de México García Guerra (el que lo trajo a la Nueva España) y se avecinda en Chalco. En 1613 lleva a la imprenta Gramática castellana y se pierde su rastro.
Tres años después de iniciar a escribir el Quixote, en 1590 le niegan el permiso a Miguel de Cervantes Saavedra para venir a las Indias: En 1605 aparece la primera edición de El Quixote; obra que comparte con el Guzmán de Alfarache, la cita de los refranes populares de la época, las historias intercaladas, los personajes pícaros y la crítica a la sociedad. Poco menos de cuatro siglos despúes, en México, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes junto con la editorial guerrerense Fábrica de Letras ganan premios y reconocimiento con su edición de El Quixote.
En el 2008 la editorial Fábrica de Letras realiza un estudio de factibilidad de sus productos en el mercado editorial español. En el 2009 los cafetieditores entran de lleno al mercado editorial español con el Guzmán de Alfarache, obra escogida a manera de disculpa con Mateo Alemán, al que en la premiada edición de El Quixote dan como nacido en 1574 y no en 1547 como realmente ocurrió. ¿Será?

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Final)

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Final)

En el capítulo 6 del segundo tomo del Quijote de Cervantes, la sobrina de don Quijote, exasperada de las locuras de su tío le dice: (…) ¡que se dé a entender que es valiente, siendo viejo; que tienes fuerzas, estando enfermo, y que endereza tuertos estando por la edad agobiado, y, sobre todo, que es caballero, no lo siendo, porque aunque lo puedan ser los hidalgos, no lo son los pobres…!  -Tiene mucha razón, sobrina, en lo que dices- respodió don Quijote-, y cosas te pudiera yo decir cerca de los linajes, que te admiraran; pero por no mezclar lo divino con lo humano, no las digo.

Cervantes era un idealista puro; lector del amor moralista, divino, místico y platónico de León Hebreo, San Juan de la Cruz, el arcipreste de Hita, el arcipreste de Talavera, y, quizá, un poco menos, del cardenal italiano Pietro Bembo, que en 1505, cien años antes del Quijote, escribió en sus tres diálogos amorosos conocidos como Gli asolani: “El amor en pareja debe ser el fuego divino que purifica lo que es celestial del alma humana”. Y esas lecturas lo llevaron a idealizar toda relación amorosa de sus personajes, en donde el amor es casto, espiritualizado, concentrado en la belleza espiritual del ser amado y sin el pecado de la carne. Sin embargo, conciente de que es necesario perpetuar la estirpe de los cristianos, caballeros e hidalgos, y aún, las almas de los plebeyos, da un consejo, al parecer, a su sobrina Constanza, pues es el nombre que también tiene la protagonista de La gitanilla: Una sola joya tengo, que la estimo en más que a la vida, que es la de mi entereza y virginidad. Si vos, señor, por sola esta prenda venís, no la habéis de llevar sino atada con las ligaduras y lazos del matrimonio; que si la virginidad se ha de inclinar, a de ser a este santo yugo; que entonces no sería perderla, sino emplearla en ferias que felices ganancias prometen. 

Así, luego de una etapa de noviazgo sin relaciones premaritales, se podía acceder a lo humano del amor, es decir a lo "carnal" o "sensual", que es como se define Covarrubias a lo humano en su diccionario de 1611, el Tesoro de la lengua castellana o española. Y ésta acepción de lo humano como algo material es la que permeaba la literatura del siglo de oro español, de ahí que el capítulo tercero del la segunda parte de Guzmán de Alfarache escribe: "¡Todo lo pueden los poderosos! Y acordéme de cierto juez que habiendo usado fidelísimamente su judicatura y siendo residenciado, no se le hizo algún cargo de otra cosa que de haber sido humanista. Lo cual, como se le reprehendiese mucho, respondió: 'Cuando a mi me ofrecieron este cargo, sólo me mandaron que lo hiciese con rectitud y así lo cumplí. Véase toda la instrucción que me dieron y donde se trata en ella de que fuese casto y háganse dello cargo.' De manera que, porque no lo llevan dicho expresamente, les parece que no van en contra su oficio; aunque barran todo un pueblo."

 Quizá, Cervantes, que desbordaba idealismo, hubiese querido que la vida de sus familiares, de las cervatanas, y la de él mismo, fuese una historia de amor; pero como no fue así, llevó su idealismo a sus obras , como La española inglesa, en donde cuenta que Cleotaldo, un capitán ingles, se roba a una niña en un acto de pedófilia cristiana: que la tenía escondida en su nave, aficionado, aunque cristianamente, a la incomparable hermosura de Isabel, que así se llamaba la niña. A la que lleva a Inglaterra, en donde tenía un hijo, Ricaredo, enseñado de sus padres a amar y temer a Dios y a estar muy entero en las verdades de la fe católica, el que a los doce años, aquella complacencia y agrado de mirarla se volvió en ardentísimos deseos de gozarla y de poseerla: no porque aspirase a esto por otros medios que por los de ser su esposo. Y por ello le confiesa su amor, en los términos de divinidad y humanidad: Hermosa Isabela, tu valor, tu mucha virtud y grande hermosura me tienen como me vees. Pero, la familia de Recaredo es castigada por continuar educando a Isabel en la fe católica, y por ello, la reina manda de corsario a Ricaredo y  le promete entregarle a Isabel a su regreso, sin embargo, como en toda novela, apareció el villano en la forma del conde Arnesto. Este Arnesto, pues, se enamoró de Isabela tan encendidamente, que en la luz de los ojos de Isabela tenía abrasada el alma; y aunque, en el tiempo que Ricaredo había estado ausente, con algunas señales le había descubierto su deseo, nunca de Isabela fue admitido. Y, puesto que la repugnancia y los desdenes en los principios de los amores suelen hacer desistir de la empresa a los enamorados, en Arnesto obraron lo contrario los muchos y conocidos desdenes que le dio Isabela, porque con su celo ardía y con su honestidad se abrasaba. (…) Y fue su determinación matar con tósigo a Isabela; y, como por la mayor parte sea la condición de las mujeres ser prestas y determinadas, aquella misma tarde atosigó a Isabela en una conserva que le dio, forzándola que la tomase por ser buena contra las ansias de corazón que sentía. (…) Poco espacio pasó después de haberla tomado, cuando a Isabela se le comenzó a hinchar la lengua y la garganta, y a ponérsele denegridos los labios, y a enronquecérsele la voz, turbársele los ojos y apretársele el pecho: todas conocidas señales de haberle dado veneno. (…) Finalmente, Isabela no perdió la vida, que el quedar con ella la naturaleza lo comutó en dejarla sin cejas, pestañas y sin cabello; el rostro hinchado, la tez perdida, los cueros levantados y los ojos lagrimosos. Finalmente, quedó tan fea que, como hasta allí había parecido un milagro de hermosura, entonces parecía un monstruo de fealdad. Por mayor desgracia tenían los que la conocían haber quedado de aquella manera que si la hubiera muerto el veneno. Con todo esto, Ricaredo se la pidió a la reina, y le suplicó se la dejase llevar a su casa, porque el amor que la tenía pasaba del cuerpo al alma; y que si Isabela había perdido su belleza, no podía haber perdido sus infinitas virtudes. 

Toda la obra de Cervantes es así, un largo tratado del amor puro, del puro amor, del divino amor, en el que no cabe lo humano ni el humanismo de los poderosos, sean estos hidalgos pobres o hidalgos ricos, y más aún: sin importar que la dama a quien este dirigido ese amor puro, sufra de una enfermedad o envenenamiento que la pongan fea, o bien, como Dulcinea sea, como se lee en los sonetos finales del primer tomo: y de rostro amondongado (deforme por bolas),/ alta de pechos y ademán brioso,/ es Dulcinea, reina del Toboso/ (…) ella dejó, muriendo, de ser bella,/ y él, aunque queda en márnoles (mármoles) escrito,/ no pudo huir de amor, iras y engaños. Pero la verdad es que sí pudo, el Quijote, huir del amor carnal y sensual, del amor humano e ir a refugiarse en el amor divino.

 

Por el contrario, el Quijote apócrifo es una obra humanista, que no sólo no encubrió lo humano, sino que lo recreó, sino magistralmente, al menos si, muy cercano a la realidad de su tiempo, del tiempo de los dos Quijotes, en la que todo caballero tenía sus andanzas, y que el Quijote verdadero, con tan rica vida andante debió tener y conocer, pero que paso frente a ella, sin manchar su armadura, ni la pluma de Cervantes.

 ¿Quién fue el puto de Avellaneda?

En la frase inicial del Quijote apócrifo: “El sabio Alisolán, historiador no…” creyó don Marcelino Menéndez y Pelayo que se encuentra, en forma de anagrama, el verdadero nombre del autor, que para él era un oscuro poetastro llamado Alfonso Lamberto. También yo creo que Alisolán es el anagrama imperfecto de Solisdán y de Gli asolani, el primero es el “sinónimo voluntario” o apodo del que se quejó en su prólogo el autor del falso Quijote y que uso Cervantes  en los sonetos iniciales del primer tomo del Quijote verdadero, y el segundo, el título que uso Pietro Bembo para sus tres diálogos amorosos.

 

He logrado contar veintiocho posibles autores del Quijote de Avellaneda, entre ellos al mismo Cervantes; agrego uno más: Xerónimo de Texeda, cura y gramático castellano avecindado en Francia, quien, entre otras cosas, enseña el uso correcto del punto y el paréntesis, además de dar la gramática correcta del hijo de puta (hijo deputa); pero esa, es otra puta historia…

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Octava de nueve partes)

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Octava de nueve partes) En  el primer tomo del Quijote que fue titulado como El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y que apareció en 1605, en diecisiete frases se emplea la palabra puto (a), cinco de las cuales son dichas por don Quijote, once por Sancho Panza, y una más por un ventero (¿A dónde estás puta?). Sólo en dos de las frases el empleo del puta tiene el sentido de ser una expresión refranesca o de asombro(y que cada puta hile; la puta que me parió); mientras, que en otras, la inserción del puta tiene un carácter peyorativo contra la madre de aquél contra el que está dirigido el insulto (don hijo de la puta; hideputa; la puta que te parió; etc); más aún, es don Quijote quien en una frase refuerza la descalificación al considerar a la madre de un cabrero como la muy hideputa puta que os parió. Y aunque en dos frases, el puto parece ser empleado con la acepción de homosexual (para el puto que no se casare) o de cobarde (¡Huye, puto!), Cervantes nunca escribió sobre putos, putas o puterías en ese primer tomo de su Quijote, ni el segundo ni ninguna otra obra suya. 

El puto de Avellaneda

En 1614 apareció el llamado Segvundo tomo del Ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha, compueſto por el licenciado Alonſo Fernández de Auellaneda, natural de la Villa de Tordeſillas. El libro tiene una profusión de frases (veintiocho) en las que se alude al puto(a) o a la putería; de ellas, sólo una es dicha por don Quijote, otra por un ventero, otra más por una mujer y las restantes por Sancho. Pero las puterías de este libro van más allá, tal como paso a enumerarlas: 1.- En la adarga (escudo de cuero) que porta el falso Quijote se encuentran escritos unos versos de cabo corto o amputado, en uno de ellos se lee: A los hombres dando el cu-. 2.- En un diálogo entre don Quijote y Sancho Panza se hace alusión a la infidelidad, y a los “cuernos” que se fortifican en el castillo de San Cervantes.  3.- Una mujer, que trabaja de moza en una venta u hostal, ofrece sus servicios carnales a don Quijote por tres o cuatro reales.  Dicha mujer había llegado a ser moza y complementar sus ingresos con la putería  después que engañóme un traidor de un capitán que me saco de mi casa, dándome palabra de casamiento. Ésta moza es luego insultada por el ventero: ¿Así me agradecéis el haberos sacado de la putería de Alcalá. 4.- De las dos historias intercaladas dentro del falso Quijote, la del Rico desesperado trata de monsiur Japelín, el que dio posada a un soldado por una noche, pero éste, abusa de la hospitalidad y al amparo de la oscuridad fornica con la mujer de Japelín, que recién ese día había parido; al siguiente día, por la mañana, el soldado se va; la esposa reclama a su esposo el que no haya respetado su condición de puérpera; Japelín comprende todo y va tras el soldado, lo mata para limpiar su honor; la esposa se suicida, Japelín también; y todo por un putañero soldado. La otra historia inmersa en el Quijote apócrifo, Los felices amantes, trata de una abadesa que huye con su novio, es abandona, ejercer de puta en Portugal, y, finalmente, arrepentida regresa a su convento, en donde nadie notó su ausencia por haber sido suplantada en su puesto de abadesa por la Virgen María, que, dicho sea de paso, es la misma leyenda que recolectaron o sirvió de base a otros escritores: como al rey Alfonso X, el Sabio, y su Cántiga XXVI; el milagro 25 de Juan Herolt; a Lope de Vega  en su La buena guarda y; a Zorrilla en Margarita la tornera.   5.- Un estudiante canta unas “Coplas a una dama llamada Ana”, nombre de una de las amantes de Cervantes, Ana Franca o Ana Rojas, la que a pesar de estar casada sostuvo un romance con Cervantes del que surgió una hija, la que junto con las hermanas y sobrina de Cervantes eran llamadas las cervatanas por tener una vida puteril.  6.- Y a pesar de que en el libro apócrifo don Quijote termina en el manicomio, logra salir y volvió a su tema... llevando por escudero a una moza... llevóla el buen caballero sin saber que fuese mujer, hasta que vino a parir en medio del camino. Otra vez el tema de travestismo para ocultar el género o un embarazo, huir o trabajar en una sociedad machista. A diferencia de Cervantes, Alonso Fernández de Avellaneda, o quien haya sido el autor del falso Quijote, si escribió sobre lo divino y lo humano, pero sólo lo divino y lo humano de la vida de Cervantes; por ello, se ha querido ver a la concepción del falso Quijote una burla a Miguel de Cervantes Saavedra, a la putería de su ciudad natal, a su amores con Ana, y a la vida puteril de sus hermanas, sobrina e hija.   El puto caballero.Para 1615 apareció el auténtico segundo tomo del Quijote, al que Cervantes, para diferenciarlo del apócrifo, tituló: El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha; en ésta obra catorce veces se emplea la palabra puto(a), ocho de las cuales se encuentran en el capítulo 13, el que inicia así: Divididos estaban caballeros y escuderos, éstos contándose sus vidas, y aquellos sus amores. Es decir, lo divino para los caballeros y lo humano para la plebe. En éste capítulo, como ya se mencionó anteriormente, Cervantes, pone en boca de sus personajes inferiores socialmente, los escudero, la explicación del porque la expresión hijo de puta no debe ser tomada como un insulto.  Cervantes, como todo buen escritor, pone en boca de sus personajes las frases o palabras apropiadas a la acción que se desarrolla o a la idiosincrasia de los mismos, pero, como se ha insistido, Cervantes dejo de lado los argumentos putos, puteriles, y putañeros, así como los ambientes de puterías y , a diferencia de Quevedo que en al menos en un centenar de poesías uso el puto(a), sólo se conoce una solo verso del manco de Lepanto en el que introdujo el hideputa, el que, claro, como buen cristiano, caballero e hidalgo, solo uso para insultar a Satanás en La Ilustre fregona: (…) santígüense, y den al diablo/ dos higas de su higueral./ Escupan al hideputa/ por que nos deje holgar/ puesto que de la chacona/ nunca se suele apartar. En total concordancia con El corbacho que también usa el puto para referirse a Luzbel, al que hay que apartar, hacer a un lado o, simplemente, decirle ¡hazte para allá, puto diablo!, o como lo escribió el arcipreste de Talavera en el mencionado Corbacho: ¡Oxte, puto!

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Séptima de nueve partes)

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Séptima de nueve partes) Si La Lozana andaluza es la obra en que más veces se ha escrito la palabra puta, el escritor que más escribió en toda su obra, sobre la barata y alegre putería, la extensión y fama del oficio de puta y de la natural inclinación de ser puta de la casada o doncella, fue Quevedo, un gran putañero, quien consideraba a las malas mujeres como Putas ambigüi generis; a quienes escribió, para que nadie menosprecie el título de puta, una Premática que han de guardar las hermanitas de pecar hecha por el fiel de las putas; en donde estableció los precios de las diferentes tipos de putas, y sólo exenta de pago si la puta es primeriza: A puta potrilla por domar y gazapitona, no se le dé nada, atento a lo que el hombre trabaja en enseñarla a dar gusto. Y lo mismo escribió de las suripantas que vinieron a Ámerica: Las putas cotorreras y zurrapas,/ alquitaras de pijas y carajos,/ habiendo culeado los dos mapas; o del uso de la putería en la política: No te quejes, ¡oh, Nise!, de tu estado/ aunque te llamen puta a boca llena,/ que puta ha sido mucha gente buena/ y millones de putas han reinado./ Dido fue puta de audaz soldado/ y Cleopatra a ser puta se condena/ Sintiose Venus porque tal hacía/ y al defenderse tuvo manos mancas/ por estallo la puta deseando.

Buscón e hijo de puta.
La vida del buscón llamado Don Pablos se publicó por vez primera en 1604, un año antes que el Quijote, en ella, el protagonista tiene por madre a Aldonza, el mismo nombre de la lozana andaluza y de Dulcinea del Toboso, y esa madre, pobre, trae al mundo un pícaro que todo lo sufría, hasta que un día un muchacho se atrevió a decirme a voces hijo de una puta y hechicera; lo cual, como me lo dijo tan claro (que aun si lo dijera turbio no me diera por entendido) agarré una piedra y descalabréle. Fuime a mi madre corriendo que me escondiese; contéla el caso; díjome: (…) Muy bien hiciste en quebrarle la cabeza, que esas cosas, aunque sean verdad, no se han de decir. El buscón huye de casa, resuelto a hacerse caballero, que para ello no hay que saber leer, pero la vida lo leva a la cárcel en donde un compañero de infortunio le confiesa que él está en prisión por cosas de aire, y así, sospechaba yo si era por algunos fuelles, chirimías o abanicos, y decíale si era por algo desto. Respondía que no, que eran cosas de atrás. Yo pensé que pecados viejos quería decir, y averigüé que por puto. Al salir de la cárcel se hace actor de teatro y le es recomendado: -Ea, quite la capa vuacé (vos), y parezca hombre… Y porque no lo tengan por maricón, ahajé (aje) ese cuello. Luego va a los brazos de una puta vieja y, casi, cae en manos de la justicia por lo que tiene que hacerse a las Indias.

Putos y putañeros.
Si bien Quevedo no escribió nunca la palabra putañero, ésta no es de manufactura moderna, tal como se podría creer, pues ya Francisco Rojas la emplea en La Celestina, en cambio, si fue Quevedo aquél que escribió con profusión las diferentes versiones, que hasta la actualidad la empleamos, de la palabra puto; como la defensa que hace, aún, el hombre que es llamado puto, pero que se siente más putañero que puto: Puto es el hombre que de putas fía,/ y puto el que sus gustos apetece;/ puto es el estipendio que se ofrece/ en pago de su puta compañía./ Puto es el gusto, y puta la alegría/ que el rato putaril nos encarece;/ y yo diré que es puto a quien parece/ que no sois puta vos, señora mía./ Mas llámenme a mi puto enamorado,/ si al cabo para puta no os dejare;/ y como puto muera yo quemado,/ si de otras tales putas me pagare;/ porque las putas graves son costosas,/ y las putillas viles, afrentosas. Pero Quevedo también escribió sobre las gracias y desgracias del ojo del culo, al que consideró una parte del cuerpo malquerida, pues lo que pecaron los miembros genitales lo paga el inocente culo. Pues al punto dice: “Fulano ya dio el culo.” Y pobre culo, sin poderse defender, pues la voz del ojo, que llamamos pedo (ruiseñor de los putos), no despierta más que exclamaciones y lugares comunes, como los actuales: Pasen a ver al león, No que era sordo, etc; al igual que Quevedo escribe sobre ello: Tenía costumbre de decir cuando uno se peía “¡cuerno!, por ahí comas carne y por la boca mierda. Por donde salió el pedo meta el diablo el dedo, la víbora el pico, el puerco el hocico, el toro el cuerno, el león la mano, el cimborrio del Escorial y la punta de mi caracol te metan amén”

Versos contestarios.
En uno de los versos iniciales del primer tomo del Quijote se leen aquellos por los que Solisdán dice a don Quijote porque no pudo conquistar el amor de Dulcinea: que sancho Panza fue mal alcahuete,/ necio él, dura ella y vos no amante; versos que por otro lado, pienso, eran más bien la contestación de Cervantes a la putería, la de Quevedo principalmente, que dice así: No le dieron dineros a Lucrecia,/ que, ¡vive Dios!, a dalla cien reales/ ella fuera más puta y menos necia,/ una puta probada y su alcahuete. Con lo que, nuevamente, se cruzan y anteponen lo divino y lo humano.

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Sexta de nueve partes)

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Sexta de nueve partes)

La Celestina (1499) es la primera novela en castellano; con un uso magistral de los diálogos; y, es una obra que en el transcurso de de subsecuentes ediciones se supo el nombre de su autor (Fernando de Rojas), incrementó sus capítulos, se puso prólogo, cambió el nombre, de Comedia a Tragicomedia de Calixto y Melibea, y, finalmente es conocida como el vulgo la rebautizó: La Celestina; tomando el nombre de uno de los personajes principales, la alcahueta que ayuda a Calixto a conquistar a Melibea, nombre que también sirvió para bautizar a las alcahuetas como celestinas, un nombre menos altisonante que el de puta vieja, con el que se le nombra dentro de la obra, y que a decir de Sempronio no le molesta a la Celestina el ser nombrada así. 

Al comentarle Calixto a su sirviente Sempronio lo mucho que le gusto Malibea, este dice: Traérsela he hasta la cama. Por lo que Calixto pregunta cómo, y se le aclara que usando una alcahueta: (...) una vieja barbuda que  se dice Celestina, hechicera, astuta de cuantas maldades hay. Entiendo que pasan de cinco mil virgos (hímenes) los que se han hecho y desecho por su autoridad en esta ciudad. Calixto, satisfecho, manda ir por ella, Sempronio va por ella, y ya de vuelta tocan a la puerta, por lo que Parmeno, otro criado, acude y le dice a Calixto que quien llama a la puerta es Sempronio y una puta alcoholada (no alcohólica, sino con el pelo desteñido o pintado de rubio con alcohol).  Calixto reprende a su criado por llamarla así, por lo que el otro replica: ¿Y tú piensas que es vituperio en las orejas de ésta el nombre que la llamé? No lo creas; que así se glorifica de oír. (...) Y demás, de esto, es nombrada y por tal título conocida. Si entre cien mujeres va y alguno dice: ¡Puta vieja!, sin ningún empacho luego vuelve la cabeza y responde con alegre cara. 

Y como casi todo lo que es exitoso es copiado, hubo otras novelas que imitaron el tema de La Celestina, entre ellas La hija de la Celestina (1612), La Lozana andaluza(1528) y otras más las que fueron aceptadas de manera diferente por los lectores de esa época y los críticos literarios de esa y otras épocas. El peso de algunos de estos críticos, es tal, que puede ensombrecer posteriores análisis, tal como ocurre con La Lozana andaluza, escrita por el mismo que escribió el prólogo del Amadis de Gaula, Francisco Delicado, quien en su novela escribió mucho de lo divino y humano y que por ello, no se ha podido librar del epíteto de “plagio sin arte y obra pornográfica”, que le dio Menéndez y Pelayo.  

El argumento de La lozana andaluza es simple y muchas veces repetido en obras antiguas o actuales: La pobre muchacha que por amor se entrega a un hombre, el que la deja porque su familia se opone al matrimonio con alguien de estrato socioeconómico menor; y así, orillada por las circunstancias, cae en la putería, con lo que sorprende a quienes antes la conocieron: Paseando por la judería la reconoce una vieja: "¡Ay, mi alma parece que os he visto y no sé donde! ¿Por qué habéis mudado vestidos? No me recordaba; ya, ya, decíme, ¿y, habéis os hecho puta?  Y sí, aquella pobre muchacha se convierte en puta, pero no en cualquier puta, sino en una puta que instruye a otras putas, una puta que se las sabe todas: -Señora Lozana, ¿cuántos años puede ser puta una mujer puta?  -Lozana: Dende doce años hasta cuarenta.  -Capitán: ¿Veinte y ocho años?   -Lozana: Señor, sí; hartarse hasta reventar. Por ello, esta novela también puede ser tomada con un tratado de la putería femenina, en el que se dan datos de la forma de vestir, maquillar, cobrar y jubilarse de los diferentes tipos de putas, muchos de los cuales aún existen:  ¿Qué quiere dezir cortesanas ricas y pobres? ¿Putas del partido o mundarias?  (...)Todas son putas. Essa diferençia no's sabré dezir, salvo que hay putas de natura y putas usadas, de puerta herrada, y putas de gelosía, y putas d'empanada. (...)Pues dexáme acabar, que quiçá en Roma no podríades encontrar con hombre que mejor sepa el modo de cuántas putas hay, con manta o sin manta. Mirá, hay putas graçiosas más que hermosas, y putas que son putas antes que mochachas. Hay putas apassionadas, putas estregadas, afeitadas, putas esclareçidas, putas reputadas, reprobadas. Hay putas moçárabes de Çocodover, putas carcaveras. Hay putas de cabo de ronda, putas ursinas, putas güelphas, gibelinas, putas injuinas, putas de Rapalo, rapaínas. Hay putas de simiente, putas de botón griñimón, noturnas, diurnas, putas de çintura y marca mayor. Hay putas orilladas, bigarradas, putas combatidas, vençidas y no acabadas, putas devotas y reprochadas de Oriente a Poniente y Setentrión; putas convertidas, repentidas, putas viejas, lavanderas porfiadas, que siempre han quinze años como Elena; putas meridianas, ocidentales, putas máxcaras enmaxcaradas, putas trincadas, putas calladas, putas antes de su madre y después de su tía, putas de subientes e deçendientes, putas con virgo, putas sin virgo, putas el día del domingo, putas que guardan el sábado hasta que han xabonado, putas feriales, putas a la candela, putas reformadas, putas xaqueadas, travestidas, formadas, estrionas de Tesalia. Putas avispadas, putas terçeronas, aseadas, apuradas, gloriosas, putas buenas y putas malas, y malas putas. Putas enteresales, putas secretas y públicas, putas jubiladas, putas casadas, reputadas, putas beatas, y beatas putas, putas moças, putas viejas, y viejas putas de trintín y botín. Putas alcagüetas, y alcahuetas putas, putas modernas, machuchas, inmortales, y otras que se retraen a buen vivir en burdeles secretos y públiques honestos que tornan de principio a su menester.

La cabalgata de un hidalgo.

Miguel de Cervantes Saavedra debió de leer muchos libros de caballería en los cuales encontró muchas de las virtudes de los caballeros e hidalgos que infundió a su Quijote; y también debió leer aquellas novelas que trataban sobre lo divino y humano. Es posible que al leer La lozana andaluza se haya sentido enojado al ver cómo Francisco Delicado utilizó el cabalgar cómo un sinónimo de fornicar, tal como ocurre en un diálogo que la Lozana sostiene con un hidalgo que le pide hacerla de alcahueta con una mujer a la que él desea, pero la Lozana se confunde, y pensando ganar ella el dinero, dice:  -Digo que si vuestra merçed no tiene de hazer sino besar, que me bese a mí. A lo que el hidalgo contestó:  -¿Cómo besar? ¡Que la quiero cabalgar!

Son diversas las metáforas con alusiones sexuales y lo mismo se usa verbos como tejer o hilar cuando el sexo lo realiza una mujer; y para la penetración masculina se usa asaltar un castillo o entrar a saco, al igual que el empleo de las frutas para referirse a los órganos sexuales; toda una sinonimia que describe lo divino y humano que es hacer el amor en la ciudad del amor, en Roma, donde está ambientada la casi la totalidad de la historia de la novela; ciudad de la que Francisco Delicado nos dice en la parte final de La lozana andaluza: voltando las letras, dize Roma:  AMOR.

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Quinta de nueve partes)

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Quinta de nueve partes)

     Los hijos legítimos de  España son los hidalgos (hijo de algo); estos fidalgos, como lo escribía el arcipreste de Hita, son aquellos católicos sin mezcla con judío ni moro; los bien nacidos, los de a caballo, los hijos de algo y que por ende algo tienen, aunque no siempre lo que tengan sea dinero, sino tan sólo el orgullo de ser “puros de sangre”, pero no tan puros como para no ir a dar a la cárcel, en donde no importaba la pureza o impureza racial del reo, por lo que convivían hidalgos y judíos influenciándose mutuamente. Está documentada la coincidencia del hidalgo Miguel de Cervantes Saavedra y el descendiente de judíos Mateo Alemán en los últimos meses de 1597 dentro de la cárcel de Sevilla, dos años antes de publicarse  el Guzmán de Alfarache, y ocho antes de aparecer el Quixote.

   

El Guzmán de Alfarache es la historia de los que nada tienen, de los bastardos, de los de sangre mezclada, de los de a pie... De esta forma, concibo al Guzmán de Alfarache, como una sátira de los caballeros, de los caballos, de la sociedad que rechaza a los hijos de moros o judíos, de una Iglesia que por decreto prohíbe el nacimiento de mulas. Así, el nacimiento de Guzmán se da del cruce de un español casado con mora,  y una coscolina esposa de un español en la tercera edad. El mulillo (¿machillo?) resultante va a pie, con su sangre mezclada y suelta o recibe hi de puta o hideputa, de manera indistinta, durante toda su vida de pícaro.

 

Y no, Cervantes no quería una conducta pícara, ni un nacimiento bastardo para su personaje el Quijote, tomando con ello, distancia de algunos libros de caballería, como el Amadis de Gaula, en donde el nacimiento de Amadis se da dentro de una trama propia de un encuentro fugaz, de un amor a primera vista, de un rapidín. El rey Garínter encuentra a otro rey peleando con tres hombres, a los que vence, y entonces se identifica también como rey el Perion de Gaula; total, es invitado al castillo del rey Garínter, que tiene una bella y virginal hija, Elisena. La atracción sexual surge, la alcahueta está ahí y ayuda, y la doncella deja de serlo en un día. El bastardo nace de un parto secreto, con lo que el honor de la princesita queda a salvo. El bebé surgido, es abandonado a su suerte en un portabebé de madera que hace las veces de barca, en donde el futuro Amadis de Gaula, va a la deriva junto a un anillo y una espada reales que su madre puso con él. Es encontrado por otra bella princesita  y su padre, otro rey. El bastardo llega a ser un gran guerrero y por ello, su padre adoptivo decide hacerlo caballero, pero antes le dice las condiciones en que fue encontrado y después adoptado. A lo que, el Amadis de Gaula responde: Mas a mí no pesa de cuanto decís, sino por no conocer mi linaje, ni ellos a mí; pero yo me tengo por hidalgo, que mi corazón a ello me esfuerza.

 

El Amadis de Gaula, escrito entre los años de 1492 y 1504, es también la fuente en donde abrevó Cervantes en lo referente a hacer creer al lector que lo que escribe es la traducción de un una historia escrita en una lengua extranjera. Así, Cervantes tiene a Cid Hamet Benengeli o Berenjena o Benangeli que es el sabio e historiador arábigo que “escribió” el Quijote, mientras que, en el prólogo del Amadis de Gaula, Garci Ordóñez, el autor, escribe: (...) (a)paresció en una tumba de piedra, que debajo de la tierra de una ermita cerca de Constantinopla fue hallado, y traído por un húngaro mercader a estas partes de España, en la letra y pergamino tan antiguo, que con mucho trabajo se pudo leer por aquellos que de la lengua sabían. Lo cual tenía mucho de razón, pues los tres primeros libros, de los cinco, ya eran conocidos antes de que Garci Ordóñez los enmendara, corrigiera y los rescribiera con un español menos arcaico. Y de su pluma parece haber salido el cuarto libro, con el que se da fin al Amadis de Gaula, y también escribió, la continuación del mismo: Las sergas de Esplandián.

Francisco Delicado, que años después escribiría La Lozana andaluza, que es la obra del siglo de oro español en la en más ocasiones se encuentra escrito la palabra puta, escribió el prologo del cuarto libro del Amadis de Gaula, en donde se lee: (...) Enseña a los caballeros el verdadero arte de caballería. (...) Otrosí (también) aquí está encerrado el arte del derecho de amor, la lealtad y cortesía que con las damas se ha de usar, las defensas y derechos que a las dueñas los caballeros les deben de razón, las fatigas y los trabajos que por las doncellas se ha de pasar. (...) Así que todos estos frutos sacarás de esta tan alta historia, la cual, el Delicado, que corrector de la impresión, tanto le pareció divina como humana. 

Aunque el resaltar con negritas lo divino y humano lo hice yo, bien sirve para recapacitar sobre esas palabras, las mismas con las que crítica Cervantes a la Celestina:  Libro en mi opinión,  divino,/  Si encubriera más lo humano-. Lo humano, ¿qué es lo humano? No es acaso, el divino amor entre un hombre y una mujer.

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (cuarta de nueve partes)

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (cuarta de nueve partes)

Hay de matrimonios a matrimonios cómo bien lo dice el arcipreste de Talavera: Cuatro maneras son de casamiento: las tres son reprobadas, e la una de loar. La primera manera sí es : cuando el mozo casa con la vieja; esta tal madre bendita, con sus (ar)rugas en el vientre, ¿Qué espera? (…) que el mozo tenga una o dos o más enamoradas. (…)Ay la segunda manera de matrimonio o amor reprobado, cuando el viejo casa o ama a la moza. ¿Qué espera el tal viejo(…) que (a)cabe tal buey de arada(o)¿Con una impresionante cornamenta?- pregunto yo. (…)Item (también) ay otro amor e casamiento reprobado(…)  el de la vieja con el viejo, que non son sinon para reñir. (…)La cuarta manera  de matrimonio es aprobada: el mozo con la moza.

 

Tal parece que Cervantes, a sabiendas de lo que tendría que escribir sobre el Quijote si a este lo hubiera casado con Dulcinea, un moza joven, prefirió evitar el matrimonio, huyendo otra vez de las puterías; pues es obvio que leyó los cuentos insertados por el arcipreste de Talavera a lo largo de su Corbacho; que es otro de los aportes de este libro a la literatura mundial, y castellana, principalmente: la inserción a lo largo de la obra de otras pequeñas historias, tal cómo lo hizo Cervantes en el Quijote, y otros autores en diversas obras. En el Corbacho tenemos insertado en la obra varios cuentos cortos, el que creo, tuvo en la cabeza Cervantes al escribir los dos tomos del Quijote, en el que se lee la posibilidad que existe de que la esposa joven de un marido muy viejo le dé por ser puta:

 

Otro ejemplo quiero contar: cómo un caballero viejo tomó por mujer una moça, la cual mucho amó; tanto, que cada noche cerraba él mismo las puertas de su casa y ponía las llaves debajo de su almohada de dormir. Acaesçió que este caballero, por ser viejo, no contentaba a su muger, así en el acto carnal como en las cosas que le menguaban, e por tanto, la muger amaba otro; e cada noche tomaba las llaves durmiendo su marido, e se iba con su enamorado y faziéndolo muchas veces, acaesçió una noche que se despertó el marido e fúese a la puerta e fallóla abierta e cerróla por dentro, e subio a los corredores altos de la casa e miró por una ventana fasta la plaça. Lugo vino su mujer, y hallando la puerta cerrada, estaba triste; empero tocó la puerta, y respondió el caballero: “Mala mujer, muchas noches te he probado. Certifícote que de fuera quedarás.”

E dixo ella: “Señor yo soy sentada llamada por una esclava de mi madre, que yace tan doliente que creo que no se levantará desta enfermedad. Por ende, vos ruego que por amor de dios me abrais.” “E él respondió:  “Por çierto no entrarás.”Ella, oyendo esto, díxole: “Señor, tú sabes que aquí, cabe (al final de) la puerta esta un pozo, e si non me abres, yo me echaré en él.E él dixo: “Pluguiese a Dios que te echases.” E dixo ella: “Señor, pues si así lo quieres yo me lançaré en él; mas primero quiero encomendar mi alma a Dios y a la Virgen María.”  Dicho esto, llegase al pozo e lanzo a dentro una gran piedra, escondióse cabe la puerta. El caballero, como oyó el golpe de la piedra, dixo: “Guay de mi, que mi mujer se ha af(h)ogado. E descendió luego e corrió al pozo.”  E ella, estando escondida, como vio la puerta abierta, luego entro en casa e cerróla. E subió a la ventana; entretanto, estuvo el caballero cabe el pozo llorando e diziendo: “¡Oh desventurado, que he perdido mi tan cara y amada mujer; maldita sea la hora en que cerré la puerta.”E oyendo ella esto e burlando, le dixo: “¡Oh, viejo maldito!, ¿cómo estás ay a tal hora? ¿No te basta mi cuerpo? ¿Por qué vas cada noche de puta en puta e dexas mi cama?”  Entonces vinieron los guardas e prendiéronle e castigarándole toda la noche en la presión.  

Bibliografía del Quijote

Cuando Cervantes delineaba el perfil del escudero de su Quijote, a parte de los escuderos de los diversos caballeros andantes de la literatura, tuvo en mente al arcipreste de Hita: Era mintroso, beodo, ladrón e mensturero (chismoso) / Tahúr, peleador, goloso, rrefertero (reyertero: peleonero) / reñidor, adevino, susio e agüero,/ Necio e perezoso: tal es mi escudero.  Que iba al lado del arcipreste sufriendo con él, pero al menos no caminaba, pues: Más val´(e) con mal asno al ome (hombre) contender. Y claro que ese hombre, ese escudero,  debía tener un nombre, un nombre que quizá tomó Cervantes del refrán que cita el arcipreste de Talavera en El Corbacho al hablar del hablar de más: A buen callar llaman Sancho. Dice en el proemio de las Clementinas sobre aquella palabra Silenzio, dize: El (h)fablante sea discreto en (h)fablar. Dice más Ovidio: Non ay menor trabajo que callar e mayor pena que mucho fablar, porque trae consigo el mismo errar. Dice Catón que la primera virtud créese refrenar la lengua. Dice Sócrates: Decir, me pesó; callar nunca. Dice el arcipreste: Sabyenza, temprano callar; locura, demasiado fablar. Sí, callar, callar sobre la putería, los matrimonios de ancianos con mozas. Callar sobre la fornicación y la descripción de estos vicios humanos: tal y cómo lo sostiene Miguel de Cervantes Saavedra, en unos versos de cabo corto (o amputado) que introduce al principio de su primer tomo,  en los que hace una crítica literaria el autor de la Celestina:  Según sostiene Celesti- / Libro en mi opinión,  divi-,/  Si encubriera más lo huma-. Y qué cosa más humana que las puterías.

El Quijote y otras puterías (Tercera de nueve partes)

El Quijote y otras puterías (Tercera de nueve partes)

En la época del rey Alfonso X (a) El Sabio (1221-1284), no existían más que biblias en latín, por lo que el rey al traducir los escritos hebreos al castellano, contribuyó a la difusión de los preceptos bíblicos de que el hombre tiene su media naranja sólo en una mujer y viceversa; tal y como se lee en su General e Grand Estoria, capitulo IIII: Andados seys dias de quando el mundo fuera criado fue (h)fecha la mugier... metio suenno en el  Paraíso e adormenciol  (a Adán); et (y) el durmiendo tomol una delas costiellas, e enchio de carne el logar donde la tomara, e fizo de aquella costiella la mugier(...) et Adam quando la uio dixo: “¡O este huesso agora era de los mios huesos e carne dela mi carne!(...) et dixo así Adam como prophetando:  “Por esta dexara ell omne el padre et la madre, e se llegara a su mugier e seran dos en vna carne” (sic).  

 

Claro que el rey no podía saber que a futuro tendríamos los contratos de convivencia con los que lesbianas y gays pueden “casi” casarse en México; o que en su España querida, después de seguir el ejemplo de Dinamarca, Holanda, Bélgica y otros países europeos se celebrarían matrimonios de hombres con hombres y mujeres con mujeres. Tampoco podría saber el rey, que un futuro rey de España se casaría en el siglo XXI con Letizia, que aparte de plebeya era divorciada, o que en Europa, y en todo el mundo, existen muchos matrimonios de facto o un uniones libres, arrejuntamientos o sólo civilazos (casamientos sólo por el civil), o bien que existe matrimonios que planean no tener hijos, o se separan o divorcian sin esperar a que la muerte los separe, pues en el Título VI, Ley II del Setenario o Livro de las septe partidas el rey escribió: Amar debe el rey a la reina su mugier por tres razones: la primera porque él et ella por casamiento segunt nuestra ley son como una cosa, de manera que se non pueden partir sinon por muerte(…) La segunda porque ella solamiente debe ser segunt derecho su compaña en los sabores et (y) en los placeres, et otrosi (también) ella ha de seer su aparcera en los pesares et en los cuidados; la tercera para dejar descendencia, pues sin herederos peligraban los reinos, por ello, era menester tener hijos, no importa sin estos eran fuera del matrimonio, aunque claro, también se debía dejar a la amante o concubina si era estéril: Si por aventura acaeciese que el rey oviese otra mugier que non fuese de bendecion, lo que veemos que non es guisado nin deve seer segunt mandamiento de nuestra ley, pero si fuese, dezimos que deve seer guardada por onra del rey, ca (pues) ninguno non deve yacer con ella nin levarla nin sosacarla por casamiento nin en otra manera. Y hay de aquél que se atreviera a sanchar al rey, pues para curarse en salud, el rey dispuso en la Ley I, del Título III del Espéculo lo referente a las penas a que se harían acreedores aquellos que intentaran bajarle la novia al rey: la confiscación de la mitad de los bienes, la prisión, el destierro, la enucleación ocular o la muerte del sancho. 

 

Sí, siempre ha sido así: la justicia divina y la justicia de los hombres no se aplica a los poderosos: el rey podía tener amantes, fornicar, codiciar a la mujer del prójimo, abandonar mujeres, tener bastardos o hijos de puta como les dice Alfonso Martínez de Toledo (a) arcipreste de Talavera en el  Corbacho.

 

     Casorio a la antigüita.   Cuando Cervantes moldeaba a su quijotesco personaje debió de tener presente al  arcipreste de Hita¸pero no al clérigo libertino sino al que dice: quáles armas se debe armar todo xristiano para vencer el diablo, el mundo e la carne.  Las reflexiones morales del arcipreste de Hita contenidas en las estrofas englobadas bajo el anterior título, son parte de la poesía vedada a quienes buscan en del arcipreste de Hita las similitudes con los clérigos tabernarios, seductores y fornicadores de Boccaccio.  Él sugiere a los cristianos sobrar (desechar) la grand soberbia , diser mucha omildat (humildad). Todo dentro de una simbología de armas y armaduras, más propia de caballeros andantes:   De todos buenos desseos e todo bienobrar/  (h)fagamos asta de lanza e non queramos canssar.  

 

Para vencer a la carne y las enfermedades venéreas nada cómo la fidelidad de la vida en matrimonio bendecido por Dios, tal es la recomendación del arcipreste de Hita hace para lograr vencer a la lujuria en los siguientes versos, los cuales debió leer  más de una vez Cervantes, pues de ahí tomó el nombre para el caballero de la triste figura: Quixotes e cañilleras (musleras y canilleras) de santo sacramento, / que Dios fiz´ (hizo) en paraíso matrimonio, casamiento. / Cassar los pobres menguados, dar a bever al sediento, / Ansí contra la luxuria avremos (tendremos) vencimiento.

 

     Al  santo sacramento del matrimonio  se acudía vestido con los implementos que protegen los muslos y las piernas (quijotes y canilleras) de los jinetes.; el novio llegaba a caballo a la iglesia.  El casamiento calmaba la sed del sediento de placer sexual,  y evitaba  el desear la mujer del prójimo.  Pero Cervantes va más allá en el idealismo y decide mantener célibe y casto a Don Quijote, el que  logra vencer al  diablo y al mundo sin probar la carne ni codearse con putas. Un cura andante, que se enamora de una Dulcinea idealizada al máximo aún a pesar de ser una mujer campesina. El celibato del Quijote es voluntario y es roto sólo por un amor platónico, puro e inocente y en el que la mujer amada ni siquiera lo sabe, pero que al saberlo reacciona enojada, sorprendida y risueña, pero nunca sintiéndose deshonrada por despertar ese amor tan puro. El Quijote no se casa; no besa ni abraza; tampoco fornica ni hace el amor; y muere, casto y puro y sin haber convivido con la putería o no haberla visto, aunque quizá Cervantes si hubiese caminado por la calle de los Bodegones, la zona roja de Alcana de Henares, patria chica de Cervantes y el arcipreste de Hita. En esa calle, dice el Sancho del Quijote apócrifo de Avellaneda: me parece haberla visto (a la mujer que el falso Quijote confunde con la reina Cenobia) en Alcalá de Henares, en la calle de los Bodegones, y se ha de llamar Bárbara la de la cuchillada. La puta confundida con una reina debe su apodo a que un amante joven, que primero la sedujo y luego le exigió el dinero prontamente con el cuchillo: (…) comenzó a darme prisa por el dinero. Acompañando cada palabra injuriosa que me decía con un pique en estas pecadoras nalgas.