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SANGREyLITERATURA

JEREMÍAS MARQUINES. Entrevista.

JEREMÍAS MARQUINES.  Entrevista.

JM: ¿Tú dónde escribes y cómo te llamas?

RAB: Para La Palabra. Me llamo Ricardo Aguirre Bahena. R. Aguirre B.

JM: Tú eres de  los este… a un grupo muy, muy este... muy olvidado que es el de... un grupo de muy poco afecto que era algo así cómo los odontólogos, ¿no?

RAB: No. Yo soy Pediatra y me dedicó a la Hematología pediátrica.

JM: Es que en el grupo de Náteras... 

RAB: No soy del grupo de Náteras.

JM: No, no. En el evento de Náteras. Y este... había un médico que era este... Odontólogo. O realmente no puse tanta atención.  ¿Tú estuviste en el evento de Náteras?

RAB: Si, si estuve ahí. Y claro que vi que hay material para ironizar acerca de dichas reuniones culturales, que es lo que haces.

JM: ¿Tú cómo te sientes en este aspecto de la Literatura en Guerrero?

RAB: Guerrero no es Atenas.

JM: ¿Por qué? ¿En que sentido no es Atenas, si hay tanta efervescencia política y cultural?

RAB: Guerrero  tiene expresiones culturales diferentes a Tabasco.

JM: ¿Cómo tú consideras la expresión política y cultural de Guerrero? Para preguntarme a mí, tú  tienes que tener con contexto claro de lo que es la política cultural. ¿O cómo es qué consideras la política del estado de su... de toda su...? Yo nomás quiero cuál es tu pensamiento con relación a todo esto, para que entonces empecemos  a hablar.

RAB:  Todo es cultura.

JM: Esa es una verdad de Perogrullo. Ahora, ¿cuál es tu consideración con respecto a esto?

RAB: Considero que la reuniones culturales tienen sesgos que pueden ser explotados en la crónica periodística, resaltando las formas de vestir, hablar y comportarse de los asistentes... Pero también creo que podemos tener avances teóricos, por ejemplo, en una entrevista dijiste: “El escritor debe ser especialista..”

JM: Bueno yo tengo catorce premios nacionales y seis internacionales de poesía.

RAB: ¿Eres especialista en poseía?

JM: Especializado, que es distinto.

RAB: Sin embargo haces crónica y en la misma entrevista manifiestas que escribes una novela. ¿Debe o no especializarse un escritor? ¿Sólo tú puedes escribir en todos los géneros?

JM: Si yo le exprese a Víctor (Manuel Hernández) que andaba elaborando, escribiendo una novela. Pero no, no la verdad es que no estaba escribiendo una novela ni la escribo.

RAB: ¡Ándale, que forma tan artística de usar los gerundios! Suelen decir: ¡A beber que es gerundio!  Mal dicho. ¡Bebiendo si  es gerundio!

JM: ¿Tú tienes algún resentimiento?

RAB: ¡No! ¿Tú?

JM: ¿Yo por qué voy a tener algún resentimiento?

RAB: Les llamas cartitas resentidas a quienes disciernen de ti.

JM: Si tú tuvieras lo que yo tengo... ¿Tendrías algún resentimiento? Se ve que no has leído.

RAB:  No son competencias. Podrías salir raspado si te pones a ver que autores he leído.

JM: Quiero decir de lo mío. Porque fíjate que tu investigación sobre mi es muy  corta. Hay un Libro que se llama De más antes miraba los todos muertos...

RAB: No, no te he leído, pero:

                    Ay de ti Jeremías,

                                     el día

                 en que lea tu poesía.

                    Te lo digo este día:

                     Si es miel y sandía

               no sé si te recomendaría.

JM: -Risas-.

RAB: La cacofonía diminutiva, ¿Por qué llamas mensitos a otros actores del quehacer cultural?

JM: Bueno ¿y tú por qué piensas que eso debe ser así?

RAB: ¡?

JM: ¿Por qué te molesta esa actitud?

RAB: Me molesta la actitud de llegar y decir nadie hace cultura, ¡sólo yo! Yo, Jeremías Marquines soy el único que hago cultura.

JM: ¿Y tú si haces cultura? ¿Cómo la haces?

RAB: La entrevista es con el viejo lépero. ¡Becerra! Becerra, vamos a las coincidencias.

JM: ¿Te gusta Becerra? ¿Dime de Becerra cuál es el verso que más te motiva? Dime un verso de Becerra. Quiero ver...

RAB: De Becerra hay muchos. Uno por ejemplo que no entendiste: La piedra, la piedra, la piedra,/ la piedra siempre agazapada./ Al final de todos los gestos/ de la carne del hombre.

JM: Ese es un verso hermoso de Becerra.

RAB: Pero no es lanzarle piedra a los otros creadores o llamarles mensitos.

JM: Yo creo que hay un grave error porque no son mensitos, me equivoque en el diminutivo, no son mensitos, ¡son mensos! Son mensos en la medida en que la gente, como decía un poco Heidegger, se aplica asimismo los calificativos que no le corresponden. Y yo creo y también lo sé, y lo he dicho en otras entrevistas que Guerrero no tiene gente pendeja, tiene gente si un poco mensa. ¿Tú por qué consideras que insulto a los guerrerenses?

RAB: Le tiras caca a todo mundo, te molesta que las mujeres que acuden a eventos culturales se vistan con huipil.

JM:  ¡Ah, caballero! Yo tengo un maestro, que fue mi maestro, que es Ricardo Garibay y de él yo aprendí una cosa: Que a las mujeres si algún patán le falta al respeto a una mujer...yo se liarme a golpes por esa mujer... aunque pierda... Y los patanes no caben en el universo de una mujer.

RAB: ¿Un verso que le hayas escrito a las mujeres?

JM: Muchísimos. ¿Tú tienes alguno?

RAB: En español medieval, te tire uno en La Palabra y dice así: Non pater sinon patersito/ Agora poeta tagarote/  Adoquier home pentontito/ E por end´ grand tarugote. ¿Me leíste?

JM: A veces no leo todas las cosas que salen publicadas.

RAB: Te las voy a enviar por mensajería para que tengas oídos, ojos, sesos y no te hagas mensito.

JM: No, no me hago mensito, pero yo tengo un correo electrónico, que si tú querías sostener comunicación conmigo debiste enviar ahí tu artículo.

RAB: Para que no discutieras su contenido y me descalificaras llamándome mensito o cartita resentida.

JM: Yo no descalifico a nadie.

RAB: A Náteras lo llamas fabricante de cartitas...

JM: ¿Y a quién estás defendiendo?

RAB: A nadie.

JM: Entonces ¿cuál es todo tu armastrote? (sic)

RAB: -Risas-.

JM: Yo creo que no deberías gastar tu talento...por supuesto que tienes gracia, talento... Tus textos que están impresos en La Palabra, que no sé si no te dejaron firmarlos. ¿Por qué no firmas con tu nombre? Porque eso que tu pones ahí es un  seudónimo. RTG o RTC, ¿Cómo pones tú ahí?

RAB: R. Aguirre B.

JM: ¡Eso es un seudónimo!       

RAB: ¡Entonces si me leíste!

JM: ¡Si claro! Tienes mucho talento, pero solo te falta que firmes con tu nombre...

RAB: Yo te replicaría: ¿Eres gringo? ¿Por qué no usas tu segundo apellido?

JM: Es que yo no tengo un poco de lo que tú tienes. Tú y yo tenemos muchas coincidencias porque tenemos una amplia capacidad para indagar, de conocer... Tú eres un gran investigador... pero dime un poema tuyo.

RAB: ¿No platicas con quién no es poeta?

JM: Yo quiero saber hasta dónde es la amplitud de tu talento.

RAB: Sabines, vamos a Sabines...

JM: Dime un verso de Sabines

RAB: ¡No manches! Mejor háblame de los mails que te envía el Gabo, el Monsi...

JM: ¡Ah! Porque incluyéndote a ti, todo es literatura. Yo recuerdo a un gobernador de Tabasco, primo de Madrazo, ¿cómo se llamaba? ¡Tío Nelo! Gurria Ordóñez. Igual de corrupto que Madrazo...

RAB: Ya no te van a dar premios en Tabasco.

JM: Yo no dependo de gobernadores ni de nadie. Y con Gurria Ordóñez llegó una vez un campesino que le dijo: Sr. Gobernador allá en Huimanguillo se quemó mi casa. Gurria Ordóñez hace las manos así y así, y con cara de compungimiento le dice: ¡Lo siento mucho! En serio compañero ¿Cómo te llamas?

RAB: Ricardo. R. Aguirre B. –Risas-.

JM: No se vale escribir con  seudónimo. Cuando uno tiene huevos las pendejadas se firman, porque las pendejadas que yo he escrito las firmo con mi nombre...

RAB: Oye Jeremías...

JM: ¡Perate!

RAB: Yo pero.

           Tú peras.

          Nosotros desesperamos

           de la pera que no espera.

           Él, que espera, desespera

               ni se encuera despacito

                 sólo quiere un rapidín

 

 

La levedad de ser gris adentro en Jeremías Marquines.

La levedad de ser gris adentro en Jeremías Marquines.

“Pero Asclepius no para de llorar; afuera las chitapías dan brinquitos en el jardín, alguien más observa al otro lado de la calle...” (Las formas de ser gris adentro. Pag. 24.)

     I.- La crítica literaria.  Entre los capitanes, la soldadesca y el clero que vino a la Conquista de América, hubo los que destinaron algo del peso que estaban autorizados a embarcar para traer consigo a sus escritores y poetas favoritos en compactados libros. Con lo que -se intuye- la crítica literaria antecedió a los literatos.

     En lo que respecta a la poesía, la crítica floreció en la Nueva España y en Santo Domingo gracias a dos hombres venidos de España. A la isla, vino a formarse, Juan de Castellanos (1522-1607) y, a las aulas universitarias novohispanas llegó, ya hecho, Francisco Cervantes de Salazar (1513-1579). Ellos, coincidieron en el  estudio y difusión de los poetas grecolatinos, la métrica de los mismos y, en creer que el endecasílabo italianizante fue su máxima expresión.

     Del poeta griego Asclepiades, Juan de Castellanos, escribió: “...casquiveleto poeta della  nívea asclepia, d´un spondeus, dos choriambus e un pirriquius.” Es decir, poeta de lo voluble, con nombre de blancas flores (asclepias) y creador del  asclepiadeo: Dos sílabas largas (espondeo), seguidas de una sílaba larga y una breve y, una sílaba breve y una larga (coriambo), otro coriambo y dos sílabas breves finales (pirriquio).  Tocó  al catedrático Francisco Cervantes de Salazar citar un asclepiadeo  en latín (?) del poeta griego: Scriptium  longa... Ídem litter usum ego... (Escribe largo... Idénticas letras uso yo).

     II.- La inspiración.  Para el poeta Jeremías Marquines: “se debe escribir con fundamentos, con bases, no nada más por ganas, quien diga que necesita inspirarse para escribir, es un poeta mediocre” (El Pueblo; 27 nov 2001); en tanto, para Gabriel Zaid, “la inspiración es también tradición, una dependencia de los otros” (La poesía en la práctica, FCE, 1985). De hecho, Jeremías parece darle la razón, en la misma entrevista con el periódico chilpancingueño, dice: “...se tiene que conocer para escribir, y para conocer, lamentablemente hay que leer”.

     En la volición (deliberación, decisión y ejecución de un acto voluntario) desarrollada para escribir Las formas de ser gris adentro, el autor usó todos los elementos  de que disponía: Vivencias, visiones, gustos, disgustos, lecturas, relecturas...  La honestidad del poeta le lleva a citar (en el libro) a los escritores que lo “inspiraron”. Sin embargo, el papel del crítico es ir más allá, y tratar de vislumbrar otras “dependencias” del autor, implícitas o no en la obra en cuestión. O como decía José Augusto Trinidad Martínez Ruiz (años antes de ser conocido por Azorín) en su obra, La crítica literaria en España (Discurso): “No hay más que una crítica: examen, observación, asociación, disociación. Y el examen –laudatorio, condenatorio- puede revestir diversas tendencias.”

     Creo, que al Deliberar y Decidir cómo quería su obra, el autor tuvo presente sus lecturas sobre: La recreación de ciudades míticas, la invención de animales fantásticos, la evocación de personajes grecolatinos, la apropiación de figuras mitológicas o históricas, la construcción de “ambientes” y los recursos estilísticos  de varios poetas y escritores -además de los confesados- en los que el autor se “inspiró” o de los que fue “dependiente”. De igual modo, al asociar y disociar el crítico tendrá presente a “sus” escritores, por lo que en la lectura de Las formas... creo encontrar a: Garcilaso, Gorostiza, Calvino, Borges, Cortazar, Machado, Alberti, Efraín Huerta, Walt Whitman y  Novalis; pero -¿¡oh, falla!?- a diferencia de Novalis que se apropio de la figura histórica de un trovador alemán del siglo XII (Enrique de Ofterdingen) y lo recreó, en la Ejecución de Las formas..., no se recreó al personaje histórico de quien se tomó el nombre de Asclepius: El poeta griego Asclepiades; tampoco se usaron metáforas en las que se incluyeran sus flores representativas (asclepias) ni mucho menos se imitó, o se intentó  al menos, un asclepiadeo.

     III.- Yo, tú, él, nosotros...  En un poema de las características de Las Formas... sirve el abordaje que hizo Michael Burton en Sobre literatura, (Seix Barral, tomo II; 1967): “Cada vez que se da un relato novelesco, entran obligatoriamente en juego las tres personas del verbo: dos personas reales, el autor que cuenta la historia... el “yo”... el lector a quien se le cuenta, el “tú”, y una persona ficticia, el héroe, aquél de quien se cuenta la historia, el él...”. Alberto Paredes en su libro Las Voces del relato (Universidad Veracruzana, 1987), cita a Burton y complementa lo anterior al escribir: “...(es sabido que los plurales ocupan un lugar minoritario). Debe ser así puesto que todo relato es la enunciación de un discurso, y ese discurso lo emite por fuerza alguna de las personas del paradigma pronominal.” 

     En las formas...  Jeremías es quien canta el poema (yo) de su acompañante Asclepius (él) al oído del lector (tú). Como poeta, Jeremías propone y va más allá, cuando deja de ser él quien describe su andar con Asclepius e introduce la figura del Narratorio o Narratario (un autor “dentro” de la obra), que en Las formas... se expresa en el plural nosotros. Para quienes digan: ¡Pero esto es poesía, no es  novela ni cuento! Valen los siguientes versos de Machado: “Canto y cuento es la poesía./ Se canta una viva historia,/ contando su melodía.”

     IV.- Había una vez... un como.   Al igual que el Quijote, Las formas... inicia             con una precisa y larga frase:

     “Ya mucho se dijo de la tristeza, que el amor es una espesa humedad de madera en la estación lluviosa, la oscura membrana en el ojo de los ahogados incitando al naufragio.” (Las formas...; pag 1). 

     El empleo de frases largas en Las formas..., es un acierto, sobre todo en aquellas en la que es manejado con maestría el adverbio “como” al unir dos metáforas, en la que la segunda metáfora tiene función explicativa.  En Las formas... escrito está: “...su horizonte arqueado como un camaleón dormido en la osamenta de la niebla...”  Al encontrar el anterior buen ejemplo del uso del “como” en la primera página de un libro de poesía, se espera encontrarla a lo largo del mismo. Los altibajos en la lectura de este libro son consecuencia (entre otras cosas) del cómo utiliza el autor el “como”.

     V.- Placervezaratrústico.  Al analizar el primero de los cinco conceptos vertidos en Seis propuestas para el nuevo milenio (Siruela, 1990), Italo Calvino dice: “La levedad es una manera de ver el mundo fundada en la filosofía y la ciencia... es algo que se crean en la escritura, con los medios lingüísticos propios del poeta, independientemente de la doctrina del filósofo que el poeta declara profesar.” La Ejecución de toda obra requiere del uso de una técnica, y la técnica, según decir de  Sartre: “implica una filosofía”.

     La técnica seguida por  autor para escribir Las formas... fue rigurosa, y así lo confiesa en la mencionada entrevista: “todos los días escribía muy temprano, de madrugada, era una tarea que tenía que cumplir como escritor...” Rigurosa, pero no despojada de una filosofía, que en el caso, es la de un poeta hedonista, pitagórico, zoroástrico y bukowskiano, que deja sentir su explosión lingüística (otro de sus aciertos) en la construcción de frases o “nuevas” palabras (tristuras tristes; atmosferocéfalos; trisnostalgía;  apesumblandamiento...) al estilo de Joyce, Twain y José Agustín, o del Chavo del 8 (De arriba caían...); y en concordancia con  Octavio Paz, que  dijo: “No es poeta aquel  que no ha sentido la tentación de destruir o crear otro lenguaje”.

     VI.- ¿Pesadez o levedad? En el mencionado libro, Italo Calvino se declara a favor de la Levedad en la poesía, de la que dice:  “Para mí se asocia con la precisión y la determinación, no con la vaguedad y el abandonarse al azar... la levedad en por lo menos tres puntos: 1) Un aligeramiento del lenguaje mediante en cual los significados son canalizados por un tejido verbal como sin peso, hasta adquirir la misma consistencia enrarecida... 2)El relato de un razonamiento o de un proceso psicológico en el que obran elementos sutiles e imperceptibles, o una descripción cualquiera que comporte un alto grado de abstracción... 3) Una imagen figurada de levedad que asuma un valor emblemático... Hay invenciones literarias que se imponen a la memoria más por sugestión verbal que por las palabras”.

     Por el contrario, Milan Kundera en su libro: La insoportable levedad del ser (Tusquets, 1984) considera que: “...el peso, la necesidad y el valor son tres conceptos internamente unidos: sólo aquello que es necesario, tiene peso; sólo aquello que tiene peso, vale...”

     Independientemente del tratamiento que el poeta pretenda dar a sus metáforas (Levedad o Pesadez), deberá ser preciso, sutil y de una abstracción tan sugestiva que no permita que sus metáforas  sean de una levedad tal, que se eleven y no las logre “aterrizar” el lector, o por el contrario, que el peso de las metáforas termine por derrumbarlas. Para ello, el adjetivo a emplear, deberá ser el necesario y preciso, para que al darle peso o levedad a la metáfora, está  adquiera su verdadero valor poético.

    Ya lo dijo – y bien- Vicente Huidobro en su “Arte poética: El poeta es un pequeño Dios ...Que el verso sea como una llave que abra mil puertas ...Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;/ el adjetivo, cuando no da vida, mata.

   VII.- En el reino de la salamandra.   

     -Ya mucho se dijo de la metáfora y de los hombres que ven pasar trenes,  pero, quiero decir lo mío: “El camaleón es la metáfora limitada y supeditada al árbol en el que se posa.”

     -Tienes razón, Valaquius- le dije y repliqué: -Pero existen las metáforas ilimitadas de San Juan.

     -San Juan, fue la metáfora del sustantivo sin adjetivos- dijo  Valaquius, al tiempo que entrecerraba los ojos y aspiraba el grasoso humo de su cigarro.  

     Aproveche el ensimismamiento de Valaquius, para citar -espero que bien- el único verso que conozco de memoria de  Alaine la hija de Peter:

     “Para ser felices/ lo tuvimos todo/ y así con todo/ todo perdimos./ Oquedad de la gota/ que desgasta/ y devasta/ hasta el vacío./ Ahora/ nada nos queda/ tan solo/ el fardo de los instantes que ya se fueron.  

     -¡Exacto!  ¡El adjetivo en la dosificación precisa!- grito Valaquius, antes de comenzar a toser. 

     VIII.- La levedad imprecisa de una metáfora inicástica.  La tercera de las propuestas para el hombre del tercer milenio, analizada por Calvino es la Exactitud:  “...quiere decir para mí sobre todo tres cosas: 1) un diseño de la obra bien definido y bien calculado; 2) la evocación de imágenes nítidas, incisivas, memorables; hay para esto en italiano un  adjetivo... “icástico” (y) 3) el lenguaje más preciso posible como léxico y como expresión de los matices del pensamiento y la imaginación.”

     Las formas... es una obra poética bien diseñada, definida y calculada (Lo que fue obvio para el jurado del Premio de poesía José Carlos Becerra 2000 que premió el libro.), y con un lenguaje incisivo y  memorable, usado para expresar los matices del pensamiento, la imaginación y la filosofía de Jeremías Marquines. No obstante, es un lenguaje, al que le falta lo “icástico” (Lo natural y sin disfraz), pues se disfraza demasiado a las metáforas con adjetivos de toda índole, con lo que pierden naturalidad y nitidez, sobre todo al ser mal engarzadas con un adverbial “como”, o bien al usar en la construcción de las metáforas el gerundio y el participio. Lo que ante los ojos de los críticos del fututo, pudiera ser considerado un error para el que no se podrá aducir libertad poética, pues el empleo de los tiempos no denota un juego poético, sino, un desconocimiento en su aplicación.

     Por último, aunque el poeta cumple una de las funciones de cualquier obrero de la palabra: El rescate de vocablos; y los que emplea, si bien son los precisos, obliga al lector medio a recurrir al diccionario y,  es la causa, junto a las metáforas inicásticas y el empleo del adverbial “como”, de la sensación de incomprensión del discurso poético del autor. De ahí –quizá- el decir de José Dimayuga en la presentación del libro en Acapulco en el 2001: “Uno termina el libro exhausto y con el sentimiento frustrante de haber sido incapaz de estar a la altura de su poética.”

REQUIEM POR UN POETA SUICIDA.

REQUIEM POR UN POETA SUICIDA.

 

 

Sexual desde mi juventud y aún en mi tardía madurez, sentimientos probos y admirador de la belleza de la mujer, daltónico de las letras, platónico de amores, soñador de sueños, cantor de coplas sin notas porque no tengo nada de voz, actor de farsas y dramas siendo siempre yo mi propio autor, adepto a lo oculto, la magia, las estrellas y las sábanas de seda, ortodoxo de la rima, convexo de mis ojos y catador de música.

 

José Luís Calva Zepeda

El poeta caníbal.

1969-2008

 

 

 

 

Dejó de leer; puso énfasis en su lenguaje corporal al poner mis escritos en el sillón adyacente; y sonrió maliciosamente. Volvió a usar el lenguaje corpóreo al no darme su mirada por llevarla a sus uñas antes de decir:

-No le entendí.

-Vaya, cómo es posible que no entiendas versos tan excelsos…

-Sí, tienes razón, pero, ¿qué es exelso?

-¡Excelso! Excelente, supremo, lo máximo, lo non plus ultra… -me detuve al ser conciente de su mayúscula ignorancia .

-Yo quiero estar en tus versos después de que me hagas tuya.

Sonreí y le miré complacido, En el departamento había música a bajo volumen. Me acerqué a ella. Mis labios buscaron su cuello. Emitió un leve quejido antes de invitarme a poseerla, con una frase, tan excelsa, que me llevo a escribir el siguiente poema a su memoria :

 

CÁRCEL DE AMOR

 

Degusté tu cuello.

Saboreé tu dulce amor.

Fue comunión.

Eres mía por siempre,

Aunque esté aquí,

Entre muros fríos y húmedos

Que atrapan el recuerdo de tus últimas palabras:

Cómeme, hazme tuya.”

VIEJA FÁBULA

VIEJA FÁBULA

I

La libre saltó y huyó. No tiró balazos. Salió, tranquilamente, con la escopeta chaquetera,de doble cañón recortado, con la que apuntó a los pejotas que decidieron no entrarle. Con esa huida le crecieron los huevos, el odio y la fama. Se volvió más cabrón y sanguinario. Comenzó matando a Zorro uno, el comandante del grupo “Zorros” ; se siguió con el hermano de Juan Tirado Martínez, un vale de apenas 20 años, que aunque heredó, en diminutivo, el alias de su hermano, no era como él, pues, Julio Tirado Martínez, alias el Burrito, se dedicaba a la panadería y no supo que su hermano, el Burro, fue quien dio el pitazo a los policías judiciales que rodearon la casa de Jiutepec, en donde la Libre se encontraba, empiernado y romanticón, con la Lucha; mujerón de un metro ochenta centímetros que dos semanas después, llorando, dijo: “Jesús, después de que te fuiste, el culero ese, el Zorro, entró a la casa y me cacheteó.”

 

 

II

Nadie sabe cuándo Jesús Librado Galindo se convirtió en la Libre o si estuvo casado o tuvo mujeres. Apareció en su primer asalto a un ingenio azucarero con tres muertos por balas de tresochenta, eso sin contar al taxista al que mató un día antes, para quitarle el carro con el que llegarían y huirían del ingenio azucarero. La luz de los faros de ese carro sirvieron para medio alumbrar el sitio, en despoblado, en donde la Libre y sus secuaces se repartieron los billetes a partes iguales, pero en diferentes cantidades, pues lo hicieron por unidad sin tomar en cuenta la denominación del billete, con lo que a todos les tocaron ochenta y cinco billetes, que multiplicados por tres, hacen los doscientos cincuenta y cinco billetes que los administradores del ingenio azucarero dijeron que equivalían a un millón de pesos.

 

 

III

A Fausto Valladares Villa, le gustaba jugar pool, tomar cerveza oscura y necesitaba dinero para mantener a su nueva amante, a la que decía de veras querer y por la pensaba dejar a su esposa, así que la noche que creyó coincidir con su compadre Juan Tirado Martínez en los billares “Modelo”, se lo dijo. El compadre sabía lo que le ordenaron decir, pero primero jugó billar con él por dos horas, pagó por las cervezas consumidas, vio la foto de Rosita, la amante, advirtió del enojo de la comadre y remató con “Si de veras necesitas lana, te diré que hay un vale que le gustaría conocerte, que según sé, llegará a las dos o tres.”

 

La libre habló poco durante la última ronda de tres juegos de pool y cerveza; sólo dijo: “Árajo, burro, te chingaron.”; y, casi al amanecer, cantó derecho el tiro: asalto rápido, repartición igualitaria de lo robado, “nadie habla y seguimos amigos.” En la puerta tasera, al despedirse, ya borracho y fanfarrón, Fausto Valladares Villa, que moriría en el tercer asalto al ingenio azucarero de Zacatepec, Morelos, de donde era vigilante, sacó las fotos de su amante y la de su esposa y pidió una opinión a su compadre y la Libre sobre quién era más bonita.

 

 

IV

No era alto, no era guapo, era la Libre, por eso, en la primera oportunidad que tuvo, que buscó y encontró en el mercado, la libre habló: “Perdón señora, ¿me puede hacer un favor?” Espero el gesto de extrañeza en la cara femenina y remató su inicial ataque: “Por favor le pido que se salga de mi mente, estoy enfermo de tanto pensar en usted.”

 

En el tercer asalto al ingenio azucarero de Zacatepec, un cuatro de mayo, la liebre mató al marido de la Lucha, a los nueve días, también a solicitud de su amante, mató a la Rosita, y a finales de diciembre se fue a vivir a casa de la Lucha.

 

V

Francisco Zacapala Jaramillo, alias Pancha la bigotona, tenía un restaurante a orilla de carretera en el que se comía una sabrosa cecina de Yecapixtla; hasta ahí llegaron el Burro y su compinche de ocasión, del que la historia no registra el nombre, a robar a mano armada el producto de la venta de un día domingo cualquiera. La bronca fue que Pancha la bigotota sacó tremendo fuscón calibre cuarenta y cinco y mató al amigo e hirió al Burro en el glúteo izquierdo.

 

VI

La Liebre era difícil de apantallar, sabía reconocer la valentía de otros, tenía un extraño sentido del humor y un gran respeto por Don Juan Gaytan, un viejo lechero que en su juventud le regalaba leche caliente: -Ten vale, aunque sea esto métete a la panza-: por eso, a solicitud de éste, aceptó hablar con Pancha la bigotona, quien le dijo: “Señor Liebre, yo lo puto lo tengo acá abajo, pero como hombre le digo a usted, poniendo de testigo a la virgencita de Guadalupe: Yo no sabía que los vales esos eran sus amigos. Ellos llegaron a mi negocio como clientes; bebieron, comieron y a la hora de pagar, sacaron las pistolas, golpearon a mis empleadas, me gritaron puto y me tiraron de balazos antes que yo a ellos.”

 

VII

Cuando el nuevo comandante del grupo Zorros fue presentado, más de uno pensó que Jesús Guerra Altamirano, alias el Tortugo, por lento y chismoso, no era el ideal para poder cazar a esa liebre. Por lento, se le escapó la Libre de un sembradío de caña de azúcar en que se escondió tras enésimo asalto: Tardó en prenderle fuego a la caña y la Libre saltó y huyó. Por chismoso, concedió una entrevista a la revista “Policías y encueradas” en la cual filtró que Pancha la bigotona y la Libre eran “muy intimos amigos.”

 

VIII

La libre llego a su madriguera. Pudo saltar y huir, pero no quiso, tampoco desenfundó ni pensó en disparar y murió de los dos disparos de escopeta que le hiciera la Lucha, a nivel del corazón, un catorce de febrero de aquel año del ochenta y cinco.

 

 

 

 

 

LAMENTO NOCTURNO (CANCIAO)

LAMENTO NOCTURNO (CANCIAO)

Esta bien,

Yo me resigno a perderte para siempre.

Sólo te pido

Que te alejes lentamente.

 

Vete de mí

A donde el viento

No te lleve mis lamentos.

 

¡Ayyyy!

¡Vete de mí!

Aunque yo caiga de rodillas y te implore.

 

¡No! ¡No! ¡No!

¡Vete de mí!

Que nada puedo hacer para evitarlo...

 

Es un adiós que ya esperaba

Desde el día…

En que rajé tu corazón

Con un engaño.

 

Vete de aquí

Y no mires para atrás

 

Qué esperas

Vete de mí…

Vete, vete, vete, vete.

¡Vete de mí!

 

Vete de mí

Que ya mis manos

De apretarlas

Se han QUEBRAO

 

Anda ya

¡Vete de mí!

Que mis ojos hace rato se han MOJAO

 

Vete de mí

Vete de mí

Y no digas que he LLORAO

 

Vete de mí, vete de mí…

Déjame aquí

 

Vete, vete, vete, vete.

¡Vete de mí!

NO ME MIRES

No me mires,

porque bajaré la vista.

No me mires hacer nada.

No me mires,

porque al bajar la vista veo tus pies descalzos.

No me mires,

porque no podré verme al espejo si nada hago...

BEBIENDO, SÍ ES GERUNDIO.

BEBIENDO, SÍ ES GERUNDIO.

I.- La boda de Lucy en el cielo con  diamantes. En noviembre de 1993 la bella Lucy Achís  tuvo a bien invitarme a su boda en Zacatecas. En la hermosa ciudad  también se llevaba al cabo una convención de Psiquiatras. Junto con otros residentes de Pediatría coincidíamos  con los y las Psiquiatras en cerros, minas, bares y discos. Su grito de guerra era: ¡A beber que es gerundio!  El de nosotros era: Viejas solas, ¡al abordaje! A resultas de ese  abordaje hubo noviazgos, pleitos y otra boda

 

II.- José Francisco de Isla (1703 ó 1706 a 1781). Párroco jesuita de pocas pulgas y mucho culteranismo que se lanzó contra las risibles predicas de diversos párrocos de la provincia de León (España) con su muy celebrada Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes. En donde hace mofa del mal empleo de gerundios por los  gerundianos párrocos, a los que  aplica el alias de “zotes”, jugando con el doble significado, pues por un lado Zotes es parte de la provincia de León, y “zote” que se aplica al torpe y lento en aprender. En aquel tiempo  -como ahora-  había mucha grilla en la política sacerdotal y es por ésta o a pesar de ésta que logra escapar, exiliándose en Italia.

 

III.- Gerundio y gerundiano.  El gerundio es la forma verbal que expresa la acción como ejecutándose de presente; cuyas terminaciones regulares son iendo y ando.  Es incorrecto el empleo de dos gerundios juntos. Así, para  el verbo oír , la conjugación regular será oyendo y para el verbo ir, será yendo, mientras que, sus formas compuestas serán: habiendo oído ó habiendo ido.  Quizá a raíz de la obra del padre José Francisco de Isla es que ahora también se emplea el termino gerundiano para describir el estilo o a la persona que con su hablar o escribir  afectado  e hinchado pretende hacer alarde de erudición.

 IV.- El abuelo.  Gran influencia en Ricardo Garibay tuvo su abuelo El coronel, del que dice en la frase última del cuento del mismo nombre :   Así era el hombre que yo conocí. Lástima que los discípulos de Ricardo Garibay no le hayan conocido. “Se levantaba muy tarde porque se desvelaba entre sus libros; y cuando lo hacía  temprano, tronaba su contento yendo de pieza en pieza con grande boruca y canciones de moda, levantando a los muchachos y ordenando el almuerzo, que, salvo estas raras veces, transcurría con pachorra. Pasaba en el trabajo el día completo. Al anochecer, buscaba las tertulias donde coversaba hasta la media oyendo música”. (El coronel. Cuentos Mexicanos, 2 tomo,1994, página 174).  ¡Que barbaridad!  ¡Gerundios empleados en oraciones que denotan hechos ocurridos en el pasado!  

 V.- Por mi madre, Bohemios..   Hace años existió una revista llamada Chanoc, uno de cuyos personajes era “el sabio Monsiváis”, inspirado –claro- en Carlos Monsiváis, de quien transcribo unas líneas del libro autobiográfico: “Carlos Monsiváis” Colección Nuevos escritores mexicanos del siglo XX presentados por si mismos. Empresas Editoriales, S.A. México 1967.   “...Me niego a reconocerme en aquel torpe adolescente pelado a la brush, quien, como habría de ser costumbre, queriendo estar a la moda sólo sabía vestir pavorosamente...ese adolescente que deambulaba por las librerías de viejo y seguía creyendo en los domingos en la Lagunilla y las matinés del cine Río”  Por mi madre,  que los gerundios no se usan para describir hechos pasados.

 VI.-  Así es la vida. Gracias fiancé, por el libro que me enviaste: El arte de hablar y escribir. Experiencias y recomendaciones. (PLAZA  y  VALDEZ). En la parte posterior del forro del mismo se lee: “...Cabe destacar que una parte de la obra se fue confeccionando mientras el doctor Raúl Rojas Soriano vivía experiencias relacionadas con la materia; del mismo modo, el autor recurre a sus propias fallas al escribir el libro, con el afán de ilustrar distintos puntos de mismo... El arte de hablar y escribir  no es un libro sólo para leerse...” Intuyo que también se puede comentar. Bueno, Dr. Soriano, he aquí algunas apreciaciones: 1) El subrayado –que es mío- muestra un error al emplear el gerundio.  2) El capítulo  IX es muy bueno.   3) Se lee en el Glosario: Lugareño = campesino; pueblerino. ¿Hay lugareños en las ciudades? ¿En los pueblos hay lugareños que no sean campesinos?    4) En las páginas 214 y 240 se lee la misma cita-traducción de un poema de Nezahualcóyoc. ¿Lo tengo que memorizar?  Prefiero el que viene escrito en los billetes de $100   5) Prometo terminar de leer el libro. 

Cita de IV

Ell camina de cara a la vesprada;           

és l’hora que s’adorm el voliol,                 

quan l’aire és dens, d’una color daurada    

que endolceix la pradella i el mallol.   

“EL MAL CAÇADOR”

Joseph Maria de Segarra i de Castellarnau (1894-1961)

Él camina de cara al atardecer; 

es la hora en que se adormece la voluntad,

cuando el aire es denso, de un color dorado

que endulza la pradera y el malhumor.