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SANGREyLITERATURA

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Sexta de nueve partes)

EL QUIJOTE Y OTRAS PUTERÍAS (Sexta de nueve partes)

La Celestina (1499) es la primera novela en castellano; con un uso magistral de los diálogos; y, es una obra que en el transcurso de de subsecuentes ediciones se supo el nombre de su autor (Fernando de Rojas), incrementó sus capítulos, se puso prólogo, cambió el nombre, de Comedia a Tragicomedia de Calixto y Melibea, y, finalmente es conocida como el vulgo la rebautizó: La Celestina; tomando el nombre de uno de los personajes principales, la alcahueta que ayuda a Calixto a conquistar a Melibea, nombre que también sirvió para bautizar a las alcahuetas como celestinas, un nombre menos altisonante que el de puta vieja, con el que se le nombra dentro de la obra, y que a decir de Sempronio no le molesta a la Celestina el ser nombrada así. 

Al comentarle Calixto a su sirviente Sempronio lo mucho que le gusto Malibea, este dice: Traérsela he hasta la cama. Por lo que Calixto pregunta cómo, y se le aclara que usando una alcahueta: (...) una vieja barbuda que  se dice Celestina, hechicera, astuta de cuantas maldades hay. Entiendo que pasan de cinco mil virgos (hímenes) los que se han hecho y desecho por su autoridad en esta ciudad. Calixto, satisfecho, manda ir por ella, Sempronio va por ella, y ya de vuelta tocan a la puerta, por lo que Parmeno, otro criado, acude y le dice a Calixto que quien llama a la puerta es Sempronio y una puta alcoholada (no alcohólica, sino con el pelo desteñido o pintado de rubio con alcohol).  Calixto reprende a su criado por llamarla así, por lo que el otro replica: ¿Y tú piensas que es vituperio en las orejas de ésta el nombre que la llamé? No lo creas; que así se glorifica de oír. (...) Y demás, de esto, es nombrada y por tal título conocida. Si entre cien mujeres va y alguno dice: ¡Puta vieja!, sin ningún empacho luego vuelve la cabeza y responde con alegre cara. 

Y como casi todo lo que es exitoso es copiado, hubo otras novelas que imitaron el tema de La Celestina, entre ellas La hija de la Celestina (1612), La Lozana andaluza(1528) y otras más las que fueron aceptadas de manera diferente por los lectores de esa época y los críticos literarios de esa y otras épocas. El peso de algunos de estos críticos, es tal, que puede ensombrecer posteriores análisis, tal como ocurre con La Lozana andaluza, escrita por el mismo que escribió el prólogo del Amadis de Gaula, Francisco Delicado, quien en su novela escribió mucho de lo divino y humano y que por ello, no se ha podido librar del epíteto de “plagio sin arte y obra pornográfica”, que le dio Menéndez y Pelayo.  

El argumento de La lozana andaluza es simple y muchas veces repetido en obras antiguas o actuales: La pobre muchacha que por amor se entrega a un hombre, el que la deja porque su familia se opone al matrimonio con alguien de estrato socioeconómico menor; y así, orillada por las circunstancias, cae en la putería, con lo que sorprende a quienes antes la conocieron: Paseando por la judería la reconoce una vieja: "¡Ay, mi alma parece que os he visto y no sé donde! ¿Por qué habéis mudado vestidos? No me recordaba; ya, ya, decíme, ¿y, habéis os hecho puta?  Y sí, aquella pobre muchacha se convierte en puta, pero no en cualquier puta, sino en una puta que instruye a otras putas, una puta que se las sabe todas: -Señora Lozana, ¿cuántos años puede ser puta una mujer puta?  -Lozana: Dende doce años hasta cuarenta.  -Capitán: ¿Veinte y ocho años?   -Lozana: Señor, sí; hartarse hasta reventar. Por ello, esta novela también puede ser tomada con un tratado de la putería femenina, en el que se dan datos de la forma de vestir, maquillar, cobrar y jubilarse de los diferentes tipos de putas, muchos de los cuales aún existen:  ¿Qué quiere dezir cortesanas ricas y pobres? ¿Putas del partido o mundarias?  (...)Todas son putas. Essa diferençia no's sabré dezir, salvo que hay putas de natura y putas usadas, de puerta herrada, y putas de gelosía, y putas d'empanada. (...)Pues dexáme acabar, que quiçá en Roma no podríades encontrar con hombre que mejor sepa el modo de cuántas putas hay, con manta o sin manta. Mirá, hay putas graçiosas más que hermosas, y putas que son putas antes que mochachas. Hay putas apassionadas, putas estregadas, afeitadas, putas esclareçidas, putas reputadas, reprobadas. Hay putas moçárabes de Çocodover, putas carcaveras. Hay putas de cabo de ronda, putas ursinas, putas güelphas, gibelinas, putas injuinas, putas de Rapalo, rapaínas. Hay putas de simiente, putas de botón griñimón, noturnas, diurnas, putas de çintura y marca mayor. Hay putas orilladas, bigarradas, putas combatidas, vençidas y no acabadas, putas devotas y reprochadas de Oriente a Poniente y Setentrión; putas convertidas, repentidas, putas viejas, lavanderas porfiadas, que siempre han quinze años como Elena; putas meridianas, ocidentales, putas máxcaras enmaxcaradas, putas trincadas, putas calladas, putas antes de su madre y después de su tía, putas de subientes e deçendientes, putas con virgo, putas sin virgo, putas el día del domingo, putas que guardan el sábado hasta que han xabonado, putas feriales, putas a la candela, putas reformadas, putas xaqueadas, travestidas, formadas, estrionas de Tesalia. Putas avispadas, putas terçeronas, aseadas, apuradas, gloriosas, putas buenas y putas malas, y malas putas. Putas enteresales, putas secretas y públicas, putas jubiladas, putas casadas, reputadas, putas beatas, y beatas putas, putas moças, putas viejas, y viejas putas de trintín y botín. Putas alcagüetas, y alcahuetas putas, putas modernas, machuchas, inmortales, y otras que se retraen a buen vivir en burdeles secretos y públiques honestos que tornan de principio a su menester.

La cabalgata de un hidalgo.

Miguel de Cervantes Saavedra debió de leer muchos libros de caballería en los cuales encontró muchas de las virtudes de los caballeros e hidalgos que infundió a su Quijote; y también debió leer aquellas novelas que trataban sobre lo divino y humano. Es posible que al leer La lozana andaluza se haya sentido enojado al ver cómo Francisco Delicado utilizó el cabalgar cómo un sinónimo de fornicar, tal como ocurre en un diálogo que la Lozana sostiene con un hidalgo que le pide hacerla de alcahueta con una mujer a la que él desea, pero la Lozana se confunde, y pensando ganar ella el dinero, dice:  -Digo que si vuestra merçed no tiene de hazer sino besar, que me bese a mí. A lo que el hidalgo contestó:  -¿Cómo besar? ¡Que la quiero cabalgar!

Son diversas las metáforas con alusiones sexuales y lo mismo se usa verbos como tejer o hilar cuando el sexo lo realiza una mujer; y para la penetración masculina se usa asaltar un castillo o entrar a saco, al igual que el empleo de las frutas para referirse a los órganos sexuales; toda una sinonimia que describe lo divino y humano que es hacer el amor en la ciudad del amor, en Roma, donde está ambientada la casi la totalidad de la historia de la novela; ciudad de la que Francisco Delicado nos dice en la parte final de La lozana andaluza: voltando las letras, dize Roma:  AMOR.

1 comentario

Bertha Sánchez -

Muy interesante el ensayo que presentas sobre el tema de novelas donde el personaje principal es la alcahueta, también llama la atención las descripciones de las putas y las referencias a la novela de la Lozana. Bueno, me interesó mucho leerlo. Saludos...