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JEREMÍAS MARQUINES. Entrevista.

JEREMÍAS MARQUINES.  Entrevista.

JM: ¿Tú dónde escribes y cómo te llamas?

RAB: Para La Palabra. Me llamo Ricardo Aguirre Bahena. R. Aguirre B.

JM: Tú eres de  los este… a un grupo muy, muy este... muy olvidado que es el de... un grupo de muy poco afecto que era algo así cómo los odontólogos, ¿no?

RAB: No. Yo soy Pediatra y me dedicó a la Hematología pediátrica.

JM: Es que en el grupo de Náteras... 

RAB: No soy del grupo de Náteras.

JM: No, no. En el evento de Náteras. Y este... había un médico que era este... Odontólogo. O realmente no puse tanta atención.  ¿Tú estuviste en el evento de Náteras?

RAB: Si, si estuve ahí. Y claro que vi que hay material para ironizar acerca de dichas reuniones culturales, que es lo que haces.

JM: ¿Tú cómo te sientes en este aspecto de la Literatura en Guerrero?

RAB: Guerrero no es Atenas.

JM: ¿Por qué? ¿En que sentido no es Atenas, si hay tanta efervescencia política y cultural?

RAB: Guerrero  tiene expresiones culturales diferentes a Tabasco.

JM: ¿Cómo tú consideras la expresión política y cultural de Guerrero? Para preguntarme a mí, tú  tienes que tener con contexto claro de lo que es la política cultural. ¿O cómo es qué consideras la política del estado de su... de toda su...? Yo nomás quiero cuál es tu pensamiento con relación a todo esto, para que entonces empecemos  a hablar.

RAB:  Todo es cultura.

JM: Esa es una verdad de Perogrullo. Ahora, ¿cuál es tu consideración con respecto a esto?

RAB: Considero que la reuniones culturales tienen sesgos que pueden ser explotados en la crónica periodística, resaltando las formas de vestir, hablar y comportarse de los asistentes... Pero también creo que podemos tener avances teóricos, por ejemplo, en una entrevista dijiste: “El escritor debe ser especialista..”

JM: Bueno yo tengo catorce premios nacionales y seis internacionales de poesía.

RAB: ¿Eres especialista en poseía?

JM: Especializado, que es distinto.

RAB: Sin embargo haces crónica y en la misma entrevista manifiestas que escribes una novela. ¿Debe o no especializarse un escritor? ¿Sólo tú puedes escribir en todos los géneros?

JM: Si yo le exprese a Víctor (Manuel Hernández) que andaba elaborando, escribiendo una novela. Pero no, no la verdad es que no estaba escribiendo una novela ni la escribo.

RAB: ¡Ándale, que forma tan artística de usar los gerundios! Suelen decir: ¡A beber que es gerundio!  Mal dicho. ¡Bebiendo si  es gerundio!

JM: ¿Tú tienes algún resentimiento?

RAB: ¡No! ¿Tú?

JM: ¿Yo por qué voy a tener algún resentimiento?

RAB: Les llamas cartitas resentidas a quienes disciernen de ti.

JM: Si tú tuvieras lo que yo tengo... ¿Tendrías algún resentimiento? Se ve que no has leído.

RAB:  No son competencias. Podrías salir raspado si te pones a ver que autores he leído.

JM: Quiero decir de lo mío. Porque fíjate que tu investigación sobre mi es muy  corta. Hay un Libro que se llama De más antes miraba los todos muertos...

RAB: No, no te he leído, pero:

                    Ay de ti Jeremías,

                                     el día

                 en que lea tu poesía.

                    Te lo digo este día:

                     Si es miel y sandía

               no sé si te recomendaría.

JM: -Risas-.

RAB: La cacofonía diminutiva, ¿Por qué llamas mensitos a otros actores del quehacer cultural?

JM: Bueno ¿y tú por qué piensas que eso debe ser así?

RAB: ¡?

JM: ¿Por qué te molesta esa actitud?

RAB: Me molesta la actitud de llegar y decir nadie hace cultura, ¡sólo yo! Yo, Jeremías Marquines soy el único que hago cultura.

JM: ¿Y tú si haces cultura? ¿Cómo la haces?

RAB: La entrevista es con el viejo lépero. ¡Becerra! Becerra, vamos a las coincidencias.

JM: ¿Te gusta Becerra? ¿Dime de Becerra cuál es el verso que más te motiva? Dime un verso de Becerra. Quiero ver...

RAB: De Becerra hay muchos. Uno por ejemplo que no entendiste: La piedra, la piedra, la piedra,/ la piedra siempre agazapada./ Al final de todos los gestos/ de la carne del hombre.

JM: Ese es un verso hermoso de Becerra.

RAB: Pero no es lanzarle piedra a los otros creadores o llamarles mensitos.

JM: Yo creo que hay un grave error porque no son mensitos, me equivoque en el diminutivo, no son mensitos, ¡son mensos! Son mensos en la medida en que la gente, como decía un poco Heidegger, se aplica asimismo los calificativos que no le corresponden. Y yo creo y también lo sé, y lo he dicho en otras entrevistas que Guerrero no tiene gente pendeja, tiene gente si un poco mensa. ¿Tú por qué consideras que insulto a los guerrerenses?

RAB: Le tiras caca a todo mundo, te molesta que las mujeres que acuden a eventos culturales se vistan con huipil.

JM:  ¡Ah, caballero! Yo tengo un maestro, que fue mi maestro, que es Ricardo Garibay y de él yo aprendí una cosa: Que a las mujeres si algún patán le falta al respeto a una mujer...yo se liarme a golpes por esa mujer... aunque pierda... Y los patanes no caben en el universo de una mujer.

RAB: ¿Un verso que le hayas escrito a las mujeres?

JM: Muchísimos. ¿Tú tienes alguno?

RAB: En español medieval, te tire uno en La Palabra y dice así: Non pater sinon patersito/ Agora poeta tagarote/  Adoquier home pentontito/ E por end´ grand tarugote. ¿Me leíste?

JM: A veces no leo todas las cosas que salen publicadas.

RAB: Te las voy a enviar por mensajería para que tengas oídos, ojos, sesos y no te hagas mensito.

JM: No, no me hago mensito, pero yo tengo un correo electrónico, que si tú querías sostener comunicación conmigo debiste enviar ahí tu artículo.

RAB: Para que no discutieras su contenido y me descalificaras llamándome mensito o cartita resentida.

JM: Yo no descalifico a nadie.

RAB: A Náteras lo llamas fabricante de cartitas...

JM: ¿Y a quién estás defendiendo?

RAB: A nadie.

JM: Entonces ¿cuál es todo tu armastrote? (sic)

RAB: -Risas-.

JM: Yo creo que no deberías gastar tu talento...por supuesto que tienes gracia, talento... Tus textos que están impresos en La Palabra, que no sé si no te dejaron firmarlos. ¿Por qué no firmas con tu nombre? Porque eso que tu pones ahí es un  seudónimo. RTG o RTC, ¿Cómo pones tú ahí?

RAB: R. Aguirre B.

JM: ¡Eso es un seudónimo!       

RAB: ¡Entonces si me leíste!

JM: ¡Si claro! Tienes mucho talento, pero solo te falta que firmes con tu nombre...

RAB: Yo te replicaría: ¿Eres gringo? ¿Por qué no usas tu segundo apellido?

JM: Es que yo no tengo un poco de lo que tú tienes. Tú y yo tenemos muchas coincidencias porque tenemos una amplia capacidad para indagar, de conocer... Tú eres un gran investigador... pero dime un poema tuyo.

RAB: ¿No platicas con quién no es poeta?

JM: Yo quiero saber hasta dónde es la amplitud de tu talento.

RAB: Sabines, vamos a Sabines...

JM: Dime un verso de Sabines

RAB: ¡No manches! Mejor háblame de los mails que te envía el Gabo, el Monsi...

JM: ¡Ah! Porque incluyéndote a ti, todo es literatura. Yo recuerdo a un gobernador de Tabasco, primo de Madrazo, ¿cómo se llamaba? ¡Tío Nelo! Gurria Ordóñez. Igual de corrupto que Madrazo...

RAB: Ya no te van a dar premios en Tabasco.

JM: Yo no dependo de gobernadores ni de nadie. Y con Gurria Ordóñez llegó una vez un campesino que le dijo: Sr. Gobernador allá en Huimanguillo se quemó mi casa. Gurria Ordóñez hace las manos así y así, y con cara de compungimiento le dice: ¡Lo siento mucho! En serio compañero ¿Cómo te llamas?

RAB: Ricardo. R. Aguirre B. –Risas-.

JM: No se vale escribir con  seudónimo. Cuando uno tiene huevos las pendejadas se firman, porque las pendejadas que yo he escrito las firmo con mi nombre...

RAB: Oye Jeremías...

JM: ¡Perate!

RAB: Yo pero.

           Tú peras.

          Nosotros desesperamos

           de la pera que no espera.

           Él, que espera, desespera

               ni se encuera despacito

                 sólo quiere un rapidín

 

 

La levedad de ser gris adentro en Jeremías Marquines.

La levedad de ser gris adentro en Jeremías Marquines.

“Pero Asclepius no para de llorar; afuera las chitapías dan brinquitos en el jardín, alguien más observa al otro lado de la calle...” (Las formas de ser gris adentro. Pag. 24.)

     I.- La crítica literaria.  Entre los capitanes, la soldadesca y el clero que vino a la Conquista de América, hubo los que destinaron algo del peso que estaban autorizados a embarcar para traer consigo a sus escritores y poetas favoritos en compactados libros. Con lo que -se intuye- la crítica literaria antecedió a los literatos.

     En lo que respecta a la poesía, la crítica floreció en la Nueva España y en Santo Domingo gracias a dos hombres venidos de España. A la isla, vino a formarse, Juan de Castellanos (1522-1607) y, a las aulas universitarias novohispanas llegó, ya hecho, Francisco Cervantes de Salazar (1513-1579). Ellos, coincidieron en el  estudio y difusión de los poetas grecolatinos, la métrica de los mismos y, en creer que el endecasílabo italianizante fue su máxima expresión.

     Del poeta griego Asclepiades, Juan de Castellanos, escribió: “...casquiveleto poeta della  nívea asclepia, d´un spondeus, dos choriambus e un pirriquius.” Es decir, poeta de lo voluble, con nombre de blancas flores (asclepias) y creador del  asclepiadeo: Dos sílabas largas (espondeo), seguidas de una sílaba larga y una breve y, una sílaba breve y una larga (coriambo), otro coriambo y dos sílabas breves finales (pirriquio).  Tocó  al catedrático Francisco Cervantes de Salazar citar un asclepiadeo  en latín (?) del poeta griego: Scriptium  longa... Ídem litter usum ego... (Escribe largo... Idénticas letras uso yo).

     II.- La inspiración.  Para el poeta Jeremías Marquines: “se debe escribir con fundamentos, con bases, no nada más por ganas, quien diga que necesita inspirarse para escribir, es un poeta mediocre” (El Pueblo; 27 nov 2001); en tanto, para Gabriel Zaid, “la inspiración es también tradición, una dependencia de los otros” (La poesía en la práctica, FCE, 1985). De hecho, Jeremías parece darle la razón, en la misma entrevista con el periódico chilpancingueño, dice: “...se tiene que conocer para escribir, y para conocer, lamentablemente hay que leer”.

     En la volición (deliberación, decisión y ejecución de un acto voluntario) desarrollada para escribir Las formas de ser gris adentro, el autor usó todos los elementos  de que disponía: Vivencias, visiones, gustos, disgustos, lecturas, relecturas...  La honestidad del poeta le lleva a citar (en el libro) a los escritores que lo “inspiraron”. Sin embargo, el papel del crítico es ir más allá, y tratar de vislumbrar otras “dependencias” del autor, implícitas o no en la obra en cuestión. O como decía José Augusto Trinidad Martínez Ruiz (años antes de ser conocido por Azorín) en su obra, La crítica literaria en España (Discurso): “No hay más que una crítica: examen, observación, asociación, disociación. Y el examen –laudatorio, condenatorio- puede revestir diversas tendencias.”

     Creo, que al Deliberar y Decidir cómo quería su obra, el autor tuvo presente sus lecturas sobre: La recreación de ciudades míticas, la invención de animales fantásticos, la evocación de personajes grecolatinos, la apropiación de figuras mitológicas o históricas, la construcción de “ambientes” y los recursos estilísticos  de varios poetas y escritores -además de los confesados- en los que el autor se “inspiró” o de los que fue “dependiente”. De igual modo, al asociar y disociar el crítico tendrá presente a “sus” escritores, por lo que en la lectura de Las formas... creo encontrar a: Garcilaso, Gorostiza, Calvino, Borges, Cortazar, Machado, Alberti, Efraín Huerta, Walt Whitman y  Novalis; pero -¿¡oh, falla!?- a diferencia de Novalis que se apropio de la figura histórica de un trovador alemán del siglo XII (Enrique de Ofterdingen) y lo recreó, en la Ejecución de Las formas..., no se recreó al personaje histórico de quien se tomó el nombre de Asclepius: El poeta griego Asclepiades; tampoco se usaron metáforas en las que se incluyeran sus flores representativas (asclepias) ni mucho menos se imitó, o se intentó  al menos, un asclepiadeo.

     III.- Yo, tú, él, nosotros...  En un poema de las características de Las Formas... sirve el abordaje que hizo Michael Burton en Sobre literatura, (Seix Barral, tomo II; 1967): “Cada vez que se da un relato novelesco, entran obligatoriamente en juego las tres personas del verbo: dos personas reales, el autor que cuenta la historia... el “yo”... el lector a quien se le cuenta, el “tú”, y una persona ficticia, el héroe, aquél de quien se cuenta la historia, el él...”. Alberto Paredes en su libro Las Voces del relato (Universidad Veracruzana, 1987), cita a Burton y complementa lo anterior al escribir: “...(es sabido que los plurales ocupan un lugar minoritario). Debe ser así puesto que todo relato es la enunciación de un discurso, y ese discurso lo emite por fuerza alguna de las personas del paradigma pronominal.” 

     En las formas...  Jeremías es quien canta el poema (yo) de su acompañante Asclepius (él) al oído del lector (tú). Como poeta, Jeremías propone y va más allá, cuando deja de ser él quien describe su andar con Asclepius e introduce la figura del Narratorio o Narratario (un autor “dentro” de la obra), que en Las formas... se expresa en el plural nosotros. Para quienes digan: ¡Pero esto es poesía, no es  novela ni cuento! Valen los siguientes versos de Machado: “Canto y cuento es la poesía./ Se canta una viva historia,/ contando su melodía.”

     IV.- Había una vez... un como.   Al igual que el Quijote, Las formas... inicia             con una precisa y larga frase:

     “Ya mucho se dijo de la tristeza, que el amor es una espesa humedad de madera en la estación lluviosa, la oscura membrana en el ojo de los ahogados incitando al naufragio.” (Las formas...; pag 1). 

     El empleo de frases largas en Las formas..., es un acierto, sobre todo en aquellas en la que es manejado con maestría el adverbio “como” al unir dos metáforas, en la que la segunda metáfora tiene función explicativa.  En Las formas... escrito está: “...su horizonte arqueado como un camaleón dormido en la osamenta de la niebla...”  Al encontrar el anterior buen ejemplo del uso del “como” en la primera página de un libro de poesía, se espera encontrarla a lo largo del mismo. Los altibajos en la lectura de este libro son consecuencia (entre otras cosas) del cómo utiliza el autor el “como”.

     V.- Placervezaratrústico.  Al analizar el primero de los cinco conceptos vertidos en Seis propuestas para el nuevo milenio (Siruela, 1990), Italo Calvino dice: “La levedad es una manera de ver el mundo fundada en la filosofía y la ciencia... es algo que se crean en la escritura, con los medios lingüísticos propios del poeta, independientemente de la doctrina del filósofo que el poeta declara profesar.” La Ejecución de toda obra requiere del uso de una técnica, y la técnica, según decir de  Sartre: “implica una filosofía”.

     La técnica seguida por  autor para escribir Las formas... fue rigurosa, y así lo confiesa en la mencionada entrevista: “todos los días escribía muy temprano, de madrugada, era una tarea que tenía que cumplir como escritor...” Rigurosa, pero no despojada de una filosofía, que en el caso, es la de un poeta hedonista, pitagórico, zoroástrico y bukowskiano, que deja sentir su explosión lingüística (otro de sus aciertos) en la construcción de frases o “nuevas” palabras (tristuras tristes; atmosferocéfalos; trisnostalgía;  apesumblandamiento...) al estilo de Joyce, Twain y José Agustín, o del Chavo del 8 (De arriba caían...); y en concordancia con  Octavio Paz, que  dijo: “No es poeta aquel  que no ha sentido la tentación de destruir o crear otro lenguaje”.

     VI.- ¿Pesadez o levedad? En el mencionado libro, Italo Calvino se declara a favor de la Levedad en la poesía, de la que dice:  “Para mí se asocia con la precisión y la determinación, no con la vaguedad y el abandonarse al azar... la levedad en por lo menos tres puntos: 1) Un aligeramiento del lenguaje mediante en cual los significados son canalizados por un tejido verbal como sin peso, hasta adquirir la misma consistencia enrarecida... 2)El relato de un razonamiento o de un proceso psicológico en el que obran elementos sutiles e imperceptibles, o una descripción cualquiera que comporte un alto grado de abstracción... 3) Una imagen figurada de levedad que asuma un valor emblemático... Hay invenciones literarias que se imponen a la memoria más por sugestión verbal que por las palabras”.

     Por el contrario, Milan Kundera en su libro: La insoportable levedad del ser (Tusquets, 1984) considera que: “...el peso, la necesidad y el valor son tres conceptos internamente unidos: sólo aquello que es necesario, tiene peso; sólo aquello que tiene peso, vale...”

     Independientemente del tratamiento que el poeta pretenda dar a sus metáforas (Levedad o Pesadez), deberá ser preciso, sutil y de una abstracción tan sugestiva que no permita que sus metáforas  sean de una levedad tal, que se eleven y no las logre “aterrizar” el lector, o por el contrario, que el peso de las metáforas termine por derrumbarlas. Para ello, el adjetivo a emplear, deberá ser el necesario y preciso, para que al darle peso o levedad a la metáfora, está  adquiera su verdadero valor poético.

    Ya lo dijo – y bien- Vicente Huidobro en su “Arte poética: El poeta es un pequeño Dios ...Que el verso sea como una llave que abra mil puertas ...Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;/ el adjetivo, cuando no da vida, mata.

   VII.- En el reino de la salamandra.   

     -Ya mucho se dijo de la metáfora y de los hombres que ven pasar trenes,  pero, quiero decir lo mío: “El camaleón es la metáfora limitada y supeditada al árbol en el que se posa.”

     -Tienes razón, Valaquius- le dije y repliqué: -Pero existen las metáforas ilimitadas de San Juan.

     -San Juan, fue la metáfora del sustantivo sin adjetivos- dijo  Valaquius, al tiempo que entrecerraba los ojos y aspiraba el grasoso humo de su cigarro.  

     Aproveche el ensimismamiento de Valaquius, para citar -espero que bien- el único verso que conozco de memoria de  Alaine la hija de Peter:

     “Para ser felices/ lo tuvimos todo/ y así con todo/ todo perdimos./ Oquedad de la gota/ que desgasta/ y devasta/ hasta el vacío./ Ahora/ nada nos queda/ tan solo/ el fardo de los instantes que ya se fueron.  

     -¡Exacto!  ¡El adjetivo en la dosificación precisa!- grito Valaquius, antes de comenzar a toser. 

     VIII.- La levedad imprecisa de una metáfora inicástica.  La tercera de las propuestas para el hombre del tercer milenio, analizada por Calvino es la Exactitud:  “...quiere decir para mí sobre todo tres cosas: 1) un diseño de la obra bien definido y bien calculado; 2) la evocación de imágenes nítidas, incisivas, memorables; hay para esto en italiano un  adjetivo... “icástico” (y) 3) el lenguaje más preciso posible como léxico y como expresión de los matices del pensamiento y la imaginación.”

     Las formas... es una obra poética bien diseñada, definida y calculada (Lo que fue obvio para el jurado del Premio de poesía José Carlos Becerra 2000 que premió el libro.), y con un lenguaje incisivo y  memorable, usado para expresar los matices del pensamiento, la imaginación y la filosofía de Jeremías Marquines. No obstante, es un lenguaje, al que le falta lo “icástico” (Lo natural y sin disfraz), pues se disfraza demasiado a las metáforas con adjetivos de toda índole, con lo que pierden naturalidad y nitidez, sobre todo al ser mal engarzadas con un adverbial “como”, o bien al usar en la construcción de las metáforas el gerundio y el participio. Lo que ante los ojos de los críticos del fututo, pudiera ser considerado un error para el que no se podrá aducir libertad poética, pues el empleo de los tiempos no denota un juego poético, sino, un desconocimiento en su aplicación.

     Por último, aunque el poeta cumple una de las funciones de cualquier obrero de la palabra: El rescate de vocablos; y los que emplea, si bien son los precisos, obliga al lector medio a recurrir al diccionario y,  es la causa, junto a las metáforas inicásticas y el empleo del adverbial “como”, de la sensación de incomprensión del discurso poético del autor. De ahí –quizá- el decir de José Dimayuga en la presentación del libro en Acapulco en el 2001: “Uno termina el libro exhausto y con el sentimiento frustrante de haber sido incapaz de estar a la altura de su poética.”

BEBIENDO, SÍ ES GERUNDIO.

BEBIENDO, SÍ ES GERUNDIO.

I.- La boda de Lucy en el cielo con  diamantes. En noviembre de 1993 la bella Lucy Achís  tuvo a bien invitarme a su boda en Zacatecas. En la hermosa ciudad  también se llevaba al cabo una convención de Psiquiatras. Junto con otros residentes de Pediatría coincidíamos  con los y las Psiquiatras en cerros, minas, bares y discos. Su grito de guerra era: ¡A beber que es gerundio!  El de nosotros era: Viejas solas, ¡al abordaje! A resultas de ese  abordaje hubo noviazgos, pleitos y otra boda

 

II.- José Francisco de Isla (1703 ó 1706 a 1781). Párroco jesuita de pocas pulgas y mucho culteranismo que se lanzó contra las risibles predicas de diversos párrocos de la provincia de León (España) con su muy celebrada Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes. En donde hace mofa del mal empleo de gerundios por los  gerundianos párrocos, a los que  aplica el alias de “zotes”, jugando con el doble significado, pues por un lado Zotes es parte de la provincia de León, y “zote” que se aplica al torpe y lento en aprender. En aquel tiempo  -como ahora-  había mucha grilla en la política sacerdotal y es por ésta o a pesar de ésta que logra escapar, exiliándose en Italia.

 

III.- Gerundio y gerundiano.  El gerundio es la forma verbal que expresa la acción como ejecutándose de presente; cuyas terminaciones regulares son iendo y ando.  Es incorrecto el empleo de dos gerundios juntos. Así, para  el verbo oír , la conjugación regular será oyendo y para el verbo ir, será yendo, mientras que, sus formas compuestas serán: habiendo oído ó habiendo ido.  Quizá a raíz de la obra del padre José Francisco de Isla es que ahora también se emplea el termino gerundiano para describir el estilo o a la persona que con su hablar o escribir  afectado  e hinchado pretende hacer alarde de erudición.

 IV.- El abuelo.  Gran influencia en Ricardo Garibay tuvo su abuelo El coronel, del que dice en la frase última del cuento del mismo nombre :   Así era el hombre que yo conocí. Lástima que los discípulos de Ricardo Garibay no le hayan conocido. “Se levantaba muy tarde porque se desvelaba entre sus libros; y cuando lo hacía  temprano, tronaba su contento yendo de pieza en pieza con grande boruca y canciones de moda, levantando a los muchachos y ordenando el almuerzo, que, salvo estas raras veces, transcurría con pachorra. Pasaba en el trabajo el día completo. Al anochecer, buscaba las tertulias donde coversaba hasta la media oyendo música”. (El coronel. Cuentos Mexicanos, 2 tomo,1994, página 174).  ¡Que barbaridad!  ¡Gerundios empleados en oraciones que denotan hechos ocurridos en el pasado!  

 V.- Por mi madre, Bohemios..   Hace años existió una revista llamada Chanoc, uno de cuyos personajes era “el sabio Monsiváis”, inspirado –claro- en Carlos Monsiváis, de quien transcribo unas líneas del libro autobiográfico: “Carlos Monsiváis” Colección Nuevos escritores mexicanos del siglo XX presentados por si mismos. Empresas Editoriales, S.A. México 1967.   “...Me niego a reconocerme en aquel torpe adolescente pelado a la brush, quien, como habría de ser costumbre, queriendo estar a la moda sólo sabía vestir pavorosamente...ese adolescente que deambulaba por las librerías de viejo y seguía creyendo en los domingos en la Lagunilla y las matinés del cine Río”  Por mi madre,  que los gerundios no se usan para describir hechos pasados.

 VI.-  Así es la vida. Gracias fiancé, por el libro que me enviaste: El arte de hablar y escribir. Experiencias y recomendaciones. (PLAZA  y  VALDEZ). En la parte posterior del forro del mismo se lee: “...Cabe destacar que una parte de la obra se fue confeccionando mientras el doctor Raúl Rojas Soriano vivía experiencias relacionadas con la materia; del mismo modo, el autor recurre a sus propias fallas al escribir el libro, con el afán de ilustrar distintos puntos de mismo... El arte de hablar y escribir  no es un libro sólo para leerse...” Intuyo que también se puede comentar. Bueno, Dr. Soriano, he aquí algunas apreciaciones: 1) El subrayado –que es mío- muestra un error al emplear el gerundio.  2) El capítulo  IX es muy bueno.   3) Se lee en el Glosario: Lugareño = campesino; pueblerino. ¿Hay lugareños en las ciudades? ¿En los pueblos hay lugareños que no sean campesinos?    4) En las páginas 214 y 240 se lee la misma cita-traducción de un poema de Nezahualcóyoc. ¿Lo tengo que memorizar?  Prefiero el que viene escrito en los billetes de $100   5) Prometo terminar de leer el libro. 

El dios Baco presta su cetro.

El dios Baco presta su cetro.

I.- El bastón retorcido. Los griegos llamaban dionisia a una piedra que al ser introducida en la copa con vino evitaba la embriaguez y prevenía el alcoholismo. La dichosa piedra adquirió sus propiedades en los tiempos en que ni el vino ni los libros tenían impuestos, cuando se le ocurrió al dios griego Dionisio (Baco, para los cuates romanos) orinar sobre una cantera. Era común ver que los asistentes a las fiestas dionisiáicas (misterios báquicos para los romanos) llevaran  entre sus manos una especie de báculo, cetro o bastón al que nombraban tirso. Cuando esto ocurría, las festividades eran místico-líricas, se resaltaba el carácter de Baco como divinidad de la vendimia. Y aunque se alzaba la copa con vino, ésta llevaba dentro el pequeño pedazo pétreo. Después vino el degenere orgiástico y licencioso del festejo que se conoce como bacanales. Miguel Ángel y Tiziano representaron a Baco con un cetro compuesto de dos ramas, una de parra y otra de hiedra entretejidas en espiral (tirso).

 II.-De telenovela.

Cada historiador, pugna por una fecha de nacimiento y defiende la autenticidad de la partida bautismal de Gabriel Téllez que presenta: 1580 (Gustavino), 1581 (Penedo), 1584 (Blanca de los Ríos) y, 1579 (Luis Vázquez). La duda sobre la autenticidad de los documentos presentados estriba en que en estos se menciona a un tal Gabriel Téllez de padre incógnito; incompatible para ingresar a orden religiosa sin dispensa papal  (que de haber existido llevaba implícita la prohibición para el dispensado de ocupar cargo alguno dentro de la orden).  Por el contrario, Gabriel Téllez en 1600 ingresa a la orden de la Merced, donde llegó a ocupar diversos cargos. Para intentar resolver este acertijo es necesario empatar dos o tres biografías. El primer duque de Osuna, don Pedro Téllez Girón y de la Cueva escalo los peldaños de la burocracia real: camarero mayor de Felipe II, consejero de Estado, embajador en Portugal, virrey de Nápoles... Su hijo, conservó el nombre y el ducado, y cedió el virreinato de Nápoles para establecerse en Madrid. El tercer duque de Osuna, Pedro de Alcántara Téllez Girón y Guzmán, fue virrey de Sicilia.,y, en Nápoles, cuando era virrey encabezo un intento independentista, donde tras proclamarse  rey fue apresado. Al ser liberado se estableció en Madrid en donde tuvo una relación amistosa estrecha con Quevedo; gracias a la cual debió conocer a su medio hermano, Fray Gabriel Téllez, sin Girón, pero con los beneficios de la sangre azul: la fe de bautizo con la fecha que quisiera, aporte económico a la orden que lo aceptara, etc.

 III.-De paso por América.En 1610 comienza a escribir comedias y para 1615 en que cree haber encontrado un  estilo utiliza el seudónimo de Tirso de Molina. Un año después, por encargo de los mercedarios va a La Española (Santo Domingo). En 1618, regresa y se avecinda en Madrid, dos años después, en la academia de Juan Francisco Medrano conoce a Lope de Vega y Carpio; hay empatía, y el fénix de los ingenios le dedica Lo fingido verdadero. En 1621 se imprime por primera vez una de sus obras: Los cigarrales de Toledo. En 1622 participa en el certamen literario por la canonización de San Isidro (donde, al igual que Calderón de la Barca no obtiene premio). En 1625 se le excomulga latae sentenciae (sentencia latente) “para que no haga comedias ni otro ningún género de versos profanos”. Al no tener retroactividad  la sentencia, se dedica a imprimir su obra anterior a 1525, que debía ser copiosa, tal como escribe en el prologo de su primer obra impresa: “De en catorce años hace la pluma va a la mano... más de trescientas comedias, ni hurtadas a las toscanas (italianas) ni ensartadas unas tras otras, como procesión de disciplinantes, sino con su argumento que lo comprende todo.”  Muere a finales de febrero de 1648. 

IV.-Don Gil de las calzas verdes.

Al igual que Paulo, el personaje de su obra El condenado por desconfiado, que vivió una vida de ermitaño por diez años, Tirso de Molina rompió su silencio literario en 1635, al escribir una de sus dos mejores obras: Don Gil de las calzas verdes (la otra, claro, es El burlador de Sevilla y convidado de piedra), donde al igual que Calderón de la Barca, pone a las mujeres en situaciones inverosímiles, sin embargo, Tirso de Molina es más profundo en la construcción de la personalidad sicológica de las heroínas y en las situaciones humorísticas sin menoscabo de la obra. La trama es sencilla, de Valladolid, doña Juana va a Madrid disfrazada de varón tras el galán que la abandonó (don Martín).En Madrid, los enamorados se hacen llamar don Gil, al pretender los amores de doña Inés, la que inicialmente los confunde, pero logra diferenciarlos gracias a unas medias verdes que bajo su vestido de hombre oculta doña Juana. Cuando son obvias las preferencias de doña Inés por don Gil de las calzas verdes, aparece en escena don Juan, un pretendiente de doña Inés, el cual resulta herido en una disputa  con arma blanca contra el (la) de las calzas verdes. Doña Juana, ante ello, adopta una nueva personalidad femenil (doña Elvira) la que logra hacerse confidente de doña Inés. El descubrimiento del engaño termina en dos bodas: doña Juana vs. don Martín, y, doña Inés vs. don Juan.

 

Don Martín: Yo soy Don Gil, Inés mía;/ cumpla yo tus esperanzas.

Doña Inés: Don Gil de las calzas verdes/ he dicho yo.

Don Martín: Calzas verdes/ me pongo desde mañana,/ si este color apetece./ Ven, loca.

Doña Inés: ¡Ay don Gil del alma! (Escena X, acto Primero).

 

Doña Juana: Don Gil, a quien imité/ en el talle y en la cara,/ de suerte que hizo un pincel/ dos copias y originales/ prodigiosa está vez.

Doña Inés: ¿Uno de unas calzas verdes? (Escena V, acto segundo)

 

Don Juan: Con determinación vengo/ de agotar estos dos Giles,/ que agravian con medios viles/ las esperanzas que tengo./ Dos son. ¡Quién duda que alguno/ su dama vendrá a rondar?/ O me tienen que matar,/ o no ha de quedar ninguno. (Escena X, acto tercero).

 V.-Plagio creativo.

He sido recurrente con la idea de que toda lectodigestión  conlleva, en diferentes grados, un plagio creativo. De hecho, es posible que Tirso de Molina conociera la escenificación teatral que hacían los jesuitas basados en una obra inglesa de 1615 llamada Historia del corrupto y maquiavélico conde Leoncio y su desdichado fin. Lo que si es indiscutible que conoció, fue la obra El infamador de Juan de la Cueva, y al famoso seductor de Sevilla, su contemporáneo don Miguel de Mañara, conde Villamediana, los que junto con el segundo duque de Osuna (¿su padre?) tenían muchas de las características que imprimió a su Don Juan. José Zorrilla en 1844 publica su  Don Juan Tenorio, pero antes y después de él  hay otras tantas versiones y variaciones del tema del seductor (el intento de comparación será en otro papel) sin embargo, es Zorrilla quien mejor se inscribe en la tradición versoteatral castellana.  Acorde con el estilo, cito un pequeño fragmento zorrillesco del que han surgido tantas variaciones de connotaciones sexuales:

 

“Cálmate, pues, vida mía;/ reposa aquí, y un momento/ olvida de tu convento/ la triste cárcel sombría./ ¡Ah! ¿No es cierto ángel de amor,/ que en esta apartada orilla/ más pura la luna brilla/ y se respira mejor?”  Escena II,. Acto cuarto.

  

UN RÍO DE AMOR

UN RÍO DE AMOR

     I.- Entierro y exhumación. San Lucas fue todo un artista; la leyenda cuenta que pidió ser enterrado con el Evangelio y con la estatua en madera de la Virgen María  que salieron de su arte. Dichas reliquias y sus huesos fueron exhumados por  Flavia Helena (Santa Elena) quien las heredo junto con su cristiandad a su hijo Constantino, el que los llevó a su reino: Constantinopla. Antes de que ésta ciudad cayera en manos infieles el nuncio papal y después Papa (Gregorio Magno) los llevó a tierras cristianas. San Leandro recibió la estatua de la Virgen María de ese Papa y la traslado a Sevilla. Como el avance musulmán continuó, y no era cosa de estar llevando a una imagen tan milagrosa de aquí para allá, decidieron enterrarla a orillas de un río, al que cuando llegaron los árabes bautizaron con el nombre de Uad al hub (Río de Amor). Fue tanto el tiempo que duró la dominación mora de la gran Hispania (siglo VIII al XV) que se olvidaron del nombre original del irio (río en castellano antiguo) y del sitio en donde fue escondida la estatua de la Virgen María.

    

     Y hubiese permanecido oculta, de no ser por lo que cuenta Fray Gabriel de Talavera en su Historia de la aparición y milagros de Nuestra Señora de Guadalupe (Toledo, 1597): “Cerca del año del  Señor de mil y trecientos y treynta, diendo Pontífice Juan XXII...gobernando a Castilla, y Leon, el Rey Alfonso X...estaba apacentando un pastor (Gil Cordero) sus vacas...(una) se alexo...en su busca tres días... vió la vaca muerta... (a orillas del río Guadalupe) determina despojarla de su piel. Sacó un cuchillo, hizo la señal en el pecho...apenas la hubo señalado, cuando se levanto la vaca con ligereza...aparécele la Reyna soberana, y poniendo corazon y ánimo á su temeroso pecho, le dize: Cobra esfuerzo, yo soy la madre del Redemptor del mundo...da cuenta de lo que has visto, á los sacerdotes y clerecía...caven con diligente reverencia, y hallarán debaxo de tierra mi preciosa imagen: y en el punto que la la hallaren...hagan una capilla en mi memoria...” ¿Qué tan cerca del año de 1330 ocurrió tal suceso? Seguramente antes del 4 de abril de 1284, que es el día en que murió el rey Alfonso X (a) El Sabio.

 

     II.- Lobos, flores, peñas, protectoras y Cuautitlán. Las discusiones entorno al origen del nombre de la Virgen de  Guadalupe han  tenido que ver con concepciones localistas y teológicas más que etimológicas. El mismo Fray Gabriel de Talavera conocía dichas discusiones. Cuando escribió su famoso libro ya existían teólogos novohispanos que consideraban otros orígenes etimológicos del nombre de la Virgen del Tepeyac. Por ello trató de ser enfático al afirmar que:

      “Este apellido le quedo del tiempo de los Moros, y en Romance quiere dezir rio del Lobo: porqui la palabra Guada, en Arábigo, es lo mismo que rio... O por ventura podemos dezir, se tomó de la lengua Francesa... en la qual Aguada, o Guada, significa muchedumbre de agua: como lo refiere Abraham Orthelio en su teatro del mundo...”  

     Sebastián de Covarrubias y Orozco,  capellán de Felipe III (el que consumó la expulsión de los moros de España) entusiasmado con la reconquista y con ánimos de olvidar el pasado moro y magnificar la influencia romana en la península ibérica, escribió en su Tesoro de la lengua castellana. (Madrid 1611): “Guadalupe, unos dizen que vale rio de los Lobos, á (de) Lupo. Otros rio de los altramuzes (planta leguminosa de flores blancas) que en latin se llaman Lupinos.”

      El matemático y filosofo mexicano Luis Becerra Tanco (1602-1672) exponiéndose a una excomunión tuvo el valor de escribir en su Felicidad de México en el principio, y milagroso origen, que tuvo el Santuario de la Virgen Maria, Nuestra Señora de Guadalupe (México, 1666) que el nombre de la Virgen del Tepeyac tenía origen náhuatl: “...lo que pudo de decir el indio (fue) Tequatlanopeuh cuya significación es la que tuvo origen en la cumbre de las peñas...(también) pudo ser que dijiese el indio Tequantlaxopeuh la (que) ahuyentó o apartó a los que nos comían...” 

     Don Teobaldo Antonio de Ribera Guzmán en su Relación y estado del culto, lustre, progresos y utilidad de la Real Congregación de Nuestra Señora de Guadalupe (Madrid 1740) fue más enfático y categórico al enunciar: “Entiendan los extremeños y europeos que el título de Guadalupe lo dio á la portentosa Imágen de Mexico el sitio en donde se apareció, Quauhtlalapan, (Cuautitlan: entre, cerca de, o junto a los árboles) y la similitud de esta voz á la de Guadalupe, pricipalmente en la pronunciacion; porque en la de dicho idioma la q suena á g y la t suena á d como si dixieran los indios Guaudlalapan...(y) lo corropieran tambien en el de Guadalupe, estando tan acostumbrados á esta voz los conquistadores, qual extremeños...” 

 

     III.-Ad perpertuum rei memoria (para perpetuar su memoria). Con erudita disertación sobre el nombre de Guadalajara, el muy erudito Gutierre Tibón logra aportar la mejor argumentación en cuanto al origen etimológico de los nombres de los ríos de España.

En una de sus tantas obras: México en Europa y en África. Editorial Posada.

 “Los uadi, para todo el que haya estudiado algo de la geografía del mundo arábigo,... (son) los torrentes tumultosos  que se producen durante las raras lluvias torrenciales; pero además del cauce de un río seco, uadi se vuelve el río en la acepción común de la palabra, una corriente de agua perene y abundante como el “río grande” o wadi-al-kabir de la Andalucía mora: el Guadalquivir. Plural de uadi es  uadian: Guadiana es el fabuloso  río de España, uno y múltiple. Uadi es además un valle aunque no pase por el una corriente...El supuesto uadi de Guadalajara no es un río sino un valle...(pues) Hayar, piedra, roca, en la España mora y en el norte de Africa, se usaba también con la acepción de castillo, fortaleza... Guadalajara: Valle de fortalezas”  

     Con la misma “técnica geográfica” deduzco que el prefijo uad también tiene acepción de lago, o bien ser una colección de agua. Pues así se intuye al conocer que la ciudad de Uadai (Sudán), se encuentra a orillas del lago Tchad. Y al agregar el subfijo an (plural)  a uad se convierte en muchos lagos o una colección de pequeños lagos u oasis, como el oasis del Sahara, el  Uadan.

 

     Por otro lado, difiero del significado que da Gutierre Tibón a Wadi al kabir (rio grande), amparado en la frase que  solía usar el filosofo árabe Alfarabí: Kabir al Yazirat al Arab (Grandeza de Arabia). Con lo que el Guadalquivir sería: Río de Grandeza. Más aún, Ub es amor, uban amores, kab ub gran amor y Uad ad hup es Río de Amor, un gran río de amor que se derrama por México y toda latinoamérica.

SIGNOS SIN TRADUCCIÓN

SIGNOS SIN TRADUCCIÓN

     I.- Signos, semiosis y semiótica. Los griegos tan dados al pensamiento mágico, en el que todo tiene un destino inexorable, acudían a los diversos oráculos; ahí se leía todo Signo (Semeion): cualquier objeto o acontecimiento, usado como evocación de otro objeto o hecho. Un griego ilustre, Galeno, dejó a los médicos el nombre y la Semiótica, que es la parte de la medicina que se encarga de interpretar los signos (objetivos y subjetivos) que se manifiestan en el cuerpo y el alma del hombre. El filosofo norteamericano Charles Sanders Peirce (1839-1914), en su búsqueda de la verdad pragmática dio otro enfoque a la Semiótica, al considerarla la doctrina de la naturaleza esencial y las variedades fundamentales de las posibles Semiosis (uso y  combinación de los signos). El filólogo suizo autor de: Curso de lingüística general. Ferdinand de Saussure (1857-1913) fue más allá y propuso que la comunicación es un sistema de signos con el que expresamos ideas, en el que la diversidad del alfabeto esta supeditada al tipo de lenguaje empleado: hablado, escrito, corporal. El siguiente paso fue el dado por Morris en sus. Foundations of the theory of signs (1938), al dar otra connotación a la  Semiótica y tenerla por la ciencia que estudia la vida y el uso de los símbolos en el seno de la vida social; para esa, su tarea fundamental la   Semiótica ha de dividirse en tres partes, (o dimensiones) Semántica: que considera la relación de los signos con los objetos a que refieren; la Pragmática, que considera la relación del signo con los intérpretes  y la Sintáctica, que considera la relación formal de los signos entre si.

 

     II.-Signo, significado y significancia. Todo signo, tiene un(os) significado(s), el cual cambiará a la par con la persona o sociedad que lleve al cabo la interpretación; así el significado del signo puede ser magnificado o insignificante (Significancia) para un  individuo, una parte de la sociedad, o la sociedad en su conjunto. Acorde con ello, el alemán naturalizado estadounidense, Herbert Marcuse (1898-1979) en su libro El hombre unidimensional teoriza (filosofa, dice él) sobre las formas del decir y de cómo se consiente -conciente o inconscientemente- se deforme a la palabra para que ésta lleve o conlleve , implícito o no, otro(s) significado(s). La repetición de palabras solas o agrupadas en oraciones cortas   (concisas) da lugar a la palabra u oración argumento. Según Marcuse, los acomodos de la palabra dependerán de quien  es el emisor y quien el receptor; así, cuando sea un político el que hable se escucharán cosas como: los mexicanos y las mexicanas... ¡hoy!  ¡hoy! ¡hoy!

     Por último he de mencionar -en apoyo de ni razonamiento- que el escritor italiano Umberto Eco, al abordar en su ensayo: La vida social como un sistema de signos, hace una petición incondicional -al igual que yo-: “Estudiar a la cultura como un fenómeno de comunicación, por lo que todos los aspectos culturales pueden estudiarse como elementos  de contenido de la comunicación, que presupone el uso semiótico de cualquiera de sus elementos: sonidos, imágenes, objetos reales, cuerpos...  Y al decir yo  “cultura” me estoy refiriendo a una determinada noción antropológica de cultura y no a la concepción pequeño-burguesa, para la que consiste en una colección lucrativa de conocimientos librescos.

 

     III.- Sintaxis de las reuniones culturales. Debemos entender que Sintaxis es cualquier ordenamiento, sistematización de partes y formas (combinaciones) de signos entre si a base de reglas determinables y lógicas de un  lenguaje X. De ahí, que exista la sintaxis de los alfabetos fonéticos, de la gramática, de las notas musicales, de los  rituales de etiqueta, del lenguaje de los  sordomudos, de la  telegrafía, de las figuras geométricas, de las  fórmulas científicas, de las señales de tránsito, de los mapas, del desenvolvimiento de los actores culturales en la sociedad, del desenvolvimiento -diferente y actuado de los mismos actores culturales- en las reuniones culturales, de los  sistemas retóricos y recursos estilísticos que utilizan estos actores culturales para comunicarse.

 

     IV.- Ventaneando. En Acapulco hay un médico -cuyo ombligo quedó en Oaxaca- que es especialista en Medicina nuclear , maestro universitario, promotor del cine universitario de calidad y uno de los creadores del concurso de cuento más importante de Guerrero: el José Agustín. A invitación de este personaje, accedí a ir a mi primera reunión cultural, y a la segunda, pero no a la tercera; aquella en que mi colega médico diagnóstico al proyecto cultural del Ayuntamiento de Acapulco en disfunción orgánica múltiple (moribundo) y con manejo de terapia intensiva.

     Debido a mi desempeño laboral he tenido que estar en diversas reuniones, a saber: del magisterio, sindicales, médicas, y ahora -en Coyuca- hasta con sismólogos. Pero  es en las dos reuniones culturales a las que asistí, en donde escuché el mayor número de lugares comunes, modismos, muletillas, falacias, barbarismos, pleonasmos, silepsis, anfibologismos, cacofonías, perífrasis, circunloquios y el empleo constante de la adjetivización peyorativa. Tal fue mi sorpresa que casi me pasa lo que a Príapo cuando sorprendió a las brujas Canidia y Sagana invocando a las Furias y a las Sombras en el bosque: del  susto se le escapó un sonoro pedo. El dichoso signo gaseoso hubiera sido un buen ejemplo del significado y la significancia que tienen para el grueso de la población las reuniones culturales. Esta historia, continuará...