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SANGREyLITERATURA

VIEJA FÁBULA

VIEJA FÁBULA

I

La libre saltó y huyó. No tiró balazos. Salió, tranquilamente, con la escopeta chaquetera,de doble cañón recortado, con la que apuntó a los pejotas que decidieron no entrarle. Con esa huida le crecieron los huevos, el odio y la fama. Se volvió más cabrón y sanguinario. Comenzó matando a Zorro uno, el comandante del grupo “Zorros” ; se siguió con el hermano de Juan Tirado Martínez, un vale de apenas 20 años, que aunque heredó, en diminutivo, el alias de su hermano, no era como él, pues, Julio Tirado Martínez, alias el Burrito, se dedicaba a la panadería y no supo que su hermano, el Burro, fue quien dio el pitazo a los policías judiciales que rodearon la casa de Jiutepec, en donde la Libre se encontraba, empiernado y romanticón, con la Lucha; mujerón de un metro ochenta centímetros que dos semanas después, llorando, dijo: “Jesús, después de que te fuiste, el culero ese, el Zorro, entró a la casa y me cacheteó.”

 

 

II

Nadie sabe cuándo Jesús Librado Galindo se convirtió en la Libre o si estuvo casado o tuvo mujeres. Apareció en su primer asalto a un ingenio azucarero con tres muertos por balas de tresochenta, eso sin contar al taxista al que mató un día antes, para quitarle el carro con el que llegarían y huirían del ingenio azucarero. La luz de los faros de ese carro sirvieron para medio alumbrar el sitio, en despoblado, en donde la Libre y sus secuaces se repartieron los billetes a partes iguales, pero en diferentes cantidades, pues lo hicieron por unidad sin tomar en cuenta la denominación del billete, con lo que a todos les tocaron ochenta y cinco billetes, que multiplicados por tres, hacen los doscientos cincuenta y cinco billetes que los administradores del ingenio azucarero dijeron que equivalían a un millón de pesos.

 

 

III

A Fausto Valladares Villa, le gustaba jugar pool, tomar cerveza oscura y necesitaba dinero para mantener a su nueva amante, a la que decía de veras querer y por la pensaba dejar a su esposa, así que la noche que creyó coincidir con su compadre Juan Tirado Martínez en los billares “Modelo”, se lo dijo. El compadre sabía lo que le ordenaron decir, pero primero jugó billar con él por dos horas, pagó por las cervezas consumidas, vio la foto de Rosita, la amante, advirtió del enojo de la comadre y remató con “Si de veras necesitas lana, te diré que hay un vale que le gustaría conocerte, que según sé, llegará a las dos o tres.”

 

La libre habló poco durante la última ronda de tres juegos de pool y cerveza; sólo dijo: “Árajo, burro, te chingaron.”; y, casi al amanecer, cantó derecho el tiro: asalto rápido, repartición igualitaria de lo robado, “nadie habla y seguimos amigos.” En la puerta tasera, al despedirse, ya borracho y fanfarrón, Fausto Valladares Villa, que moriría en el tercer asalto al ingenio azucarero de Zacatepec, Morelos, de donde era vigilante, sacó las fotos de su amante y la de su esposa y pidió una opinión a su compadre y la Libre sobre quién era más bonita.

 

 

IV

No era alto, no era guapo, era la Libre, por eso, en la primera oportunidad que tuvo, que buscó y encontró en el mercado, la libre habló: “Perdón señora, ¿me puede hacer un favor?” Espero el gesto de extrañeza en la cara femenina y remató su inicial ataque: “Por favor le pido que se salga de mi mente, estoy enfermo de tanto pensar en usted.”

 

En el tercer asalto al ingenio azucarero de Zacatepec, un cuatro de mayo, la liebre mató al marido de la Lucha, a los nueve días, también a solicitud de su amante, mató a la Rosita, y a finales de diciembre se fue a vivir a casa de la Lucha.

 

V

Francisco Zacapala Jaramillo, alias Pancha la bigotona, tenía un restaurante a orilla de carretera en el que se comía una sabrosa cecina de Yecapixtla; hasta ahí llegaron el Burro y su compinche de ocasión, del que la historia no registra el nombre, a robar a mano armada el producto de la venta de un día domingo cualquiera. La bronca fue que Pancha la bigotota sacó tremendo fuscón calibre cuarenta y cinco y mató al amigo e hirió al Burro en el glúteo izquierdo.

 

VI

La Liebre era difícil de apantallar, sabía reconocer la valentía de otros, tenía un extraño sentido del humor y un gran respeto por Don Juan Gaytan, un viejo lechero que en su juventud le regalaba leche caliente: -Ten vale, aunque sea esto métete a la panza-: por eso, a solicitud de éste, aceptó hablar con Pancha la bigotona, quien le dijo: “Señor Liebre, yo lo puto lo tengo acá abajo, pero como hombre le digo a usted, poniendo de testigo a la virgencita de Guadalupe: Yo no sabía que los vales esos eran sus amigos. Ellos llegaron a mi negocio como clientes; bebieron, comieron y a la hora de pagar, sacaron las pistolas, golpearon a mis empleadas, me gritaron puto y me tiraron de balazos antes que yo a ellos.”

 

VII

Cuando el nuevo comandante del grupo Zorros fue presentado, más de uno pensó que Jesús Guerra Altamirano, alias el Tortugo, por lento y chismoso, no era el ideal para poder cazar a esa liebre. Por lento, se le escapó la Libre de un sembradío de caña de azúcar en que se escondió tras enésimo asalto: Tardó en prenderle fuego a la caña y la Libre saltó y huyó. Por chismoso, concedió una entrevista a la revista “Policías y encueradas” en la cual filtró que Pancha la bigotona y la Libre eran “muy intimos amigos.”

 

VIII

La libre llego a su madriguera. Pudo saltar y huir, pero no quiso, tampoco desenfundó ni pensó en disparar y murió de los dos disparos de escopeta que le hiciera la Lucha, a nivel del corazón, un catorce de febrero de aquel año del ochenta y cinco.

 

 

 

 

 

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