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SANGREyLITERATURA

¿POR QUÉ?

¿POR QUÉ?

Si la luna te bajara.

¿Dónde diablos la guardabas?

Chava Flores 

-¿Por qué me haces esto, nena? ¿Por qué? ¿Por qué a mí, que te quiero tanto? En serio, nena, te quiero como nunca antes quise. Te quiero mucho, mami... Jamás, óyelo bien, ¡jamás me había pasado esto con ninguna mujer! ¡Jamás! ¿Sabes que sueño contigo... y que cuento los días que faltan para nuestras cita?  ¿Lo sabías?  ¿Te lo había dicho?  ¿No? Pues te lo digo: Sueño contigo y cuento los días que faltan para verte. Es verdad. ¿Recuerdas nuestra primera vez? ¿No? ¡Pues yo sí! Y como quieres que lo olvide... - hace una pausa para descansar, pues no espera más que mutismo de parte de ella. Después de seis rápidos ciclos de inspiración-espiración, reinicia su monólogo:

 -No me quisiera separar de ti, pero que quieres, la vida es así. Además, para que vengo, si no voy a poder estar contigo; no tiene caso. Luego nada más vengo a torturarme; como la vez en que te encontré con el bato aquél. Te reclamé. ¿Recuerdas? ¿Y qué fue lo que me dijiste? Qué a mí qué me importaba. Que no me metiera en tu vida. Y cuando estaba a punto de llorar, te reíste, me dijiste tonto, y me besaste... Ves, mami, como hemos estado en las buenas y en las malas... ¡Pero ahora me sales con esto!  ¡No me lo explico! ¿Estás enojada?  ¿Te hice algo? Que yo me acuerde, no, no te hice nada. O dime, ¿qué te hice?  Total, perdóname si algo te hice; ¡pero no me hagas esto! No te quedes callada, dime algo. ¡Regrésame a ver! Quiero ver tus ojos. Que me digan ellos si ya no me quieres. ¿Qué no ves que sufro? ¿Qué voy a hacer sin ti? Me muero, nena, me muero. ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué? ¿Qué quieres que haga?  ¿Qué quieres que diga?  ¡Dime algo! ¡Háblame! ¿Qué quieres? ¿Quieres que grite que te quiero? ¡Te quierooo...!

-¡Ay!  ¡Ya cállate!  Me chocas.- La joven de pelo rubio, frunce los labios un instante, luego suaviza la voz y agrega: - Tá bien- y al decir esto, hace un movimiento convulso con la mano, la cual con los dedos extendidos se mueve de arriba a abajo.

-¿Lo mismo de siempre?- a sabiendas de cual será la contestación, la mano derecha del joven se dirige presurosa a la bolsa derecha del pantalón.

-¡Sí!  Pero para la otra te traes más lana. Es la última vez que te cobro lo mismo. Mira que ya le subieron al cuarto y al condón.

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