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SANGREyLITERATURA

INFARTO

INFARTO

Al sentir la inyección del opaco líquido en su cuerpo, el ratón se retorció, después le vino una calma, la cual fue aprovechada por el científico para hacer una observación a aquel lugar en donde todo era viejo: la idea, la ilusión, la esperanza, los matraces, el microscopio, las jaulas, los ratones dentro de las jaulas... 

Vino a romper el ensimismamiento del viejo científico el movimiento del ratón al pararse en cuatro patas, su pelaje dejo de ser grisáceo y las articulaciones antes entumecidas le ayudaron en su loco huir por la mesa. 

-¡Eureka! ¡Encontré el elixir rejuven...!- el fuerte dolor retroesternal que se irradió al brazo izquierdo y al cuello, le impidió concluir la frase y le hizo caer al suelo. Expiró en quince segundos.

1 comentario

Bertha Sánchez -

Cuento breve con final sorpresivo. Bien escrito aunque le sobran algunas preposiciones y artículos, pero nada que un corrector de estilo no pueda corregir...saludos